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Hulu superó a Netflix y Amazon en su propio juego

18 Sep 2017 – 01:30 PM EDT

Hace algunos años fue una revolución de la industria televisiva que House of Cards, en ese entonces la única producción original de Netflix, recibiera nominaciones a los Premios Emmy.

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Fue la primera serie web en estar presente en esta premiación, la más importante e histórica de la TV estadounidense, que le otorgaba así validación oficial a una serie que rompía con varias arraigadas tradiciones y costumbres.

Una serie que se podía ver en cualquier dispositivo personal, con todos los capítulos disponibles al mismo tiempo para verla al ritmo y a la hora que cada uno quisiera, y sin cortes publicitarios. Casi como si se tratara de una de esas ignotas series web de producción amateur que uno podía encontrar en oscuros rincones de internet, pero en este caso se trataba de un prestigioso drama político dirigido por David Fincher (que en 2013 se convirtió en el primer director en ganar un Emmy por una serie web), protagonizado por Kevin Spacey y Robin Wright, y con un presupuesto millonario.

El auge de las series web

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Después de House of Cards vino Orange is the New Black y siguió el mismo camino, y después de éstas una avalancha de series que, ya con diferentes resultados y variable impacto en el público, construyeron una marca indeleble: el sello de «original de Netflix».

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Una marca no solamente muy reconocible, sino que también va asociada a una nueva y predominante forma de consumo de series.

Mientras los que venían erigidos como los más prestigiosos creadores y distribuidores de series originales (cadenas de cable como HBO, Showtime, Starz, AMC y FX) tuvieron que acomodarse a las nuevas formas de consumo, otros vieron en la estrategia de Netflix un camino a seguir.

Amazon fue quien apuntó primero a competir directamente con su servicio de streaming, Amazon Video, que implementó una novedosa estrategia: producir un buen número de pilotos de series, que sus usuarios podían ver y evaluar, y luego producir temporadas completas de los mejor recibidos.

Y rápidamente se puso a tiro.

Transparent, una comedia dramática sobre una mujer transexual que tardíamente decide adoptar su verdadera identidad sexual, arrasó en los Emmy de 2015, logrando una nominación como mejor serie de comedia, y llevándose cinco premios, incluyendo el de mejor actor para Jeffrey Tambor.

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Amazon había entrado con fuerza en el juego y, aunque no tiene un catálogo de series originales tan extenso y diverso como el de Netflix, ni una audiencia tan masiva, ha consolidado definitivamente su lugar en el paisaje televisivo y hasta cinematográfico.

Una irrupción inesperada

Hulu había sido en todo este tiempo un servicio de streaming mucho más modesto y menos ambicioso que Netflix y Amazon. En cierto modo lo sigue siendo, estando disponible solamente para suscriptores en Estados Unidos y Japón.

Su contenido solía consistir principalmente en la repetición exclusiva para la web de series o programas pertenecientes a sus socios comerciales, cadenas como A&E, Syfy, USA Network, FX y Bravo.

Pero siguiendo la tendencia, poco a poco comenzó a apuntar a producciones propias con un perfil un poco más notorio.

Produjo la serie 11.22.63 basada en una novela de Stephen King; poco después el drama The Path, destacado especialmente por su reparto (Aaron Paul, Michelle Monaghan y Hugh Dancy); las comedias Difficult People y Casual captaron la atención y los elogios de la crítica.

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Pero finalmente este año llegó su apuesta más ambiciosa, la que eventualmente llevaría a Hulu a superar a Netflix y Amazon en su propio juego.

The Handmaid’s Tale, basada en una novela distópica de la aclamada escritora Margaret Atwood, y protagonizada por Elisabeth Moss, uno de los talentos incipientes y más intrigantes de la TV (cautivante en Mad Men y en Top of the Lake), ya tenía desde su concepción un enorme potencial como drama televisivo.

Pero algunas circunstancias coyunturales la favorecieron.

La historia, situada en un futuro distópico relativamente cercano, en el que la democracia estadounidense ha sido remplazada por un gobierno totalitario y de cuño religioso cristiano particularmente opresivo para las mujeres, se establece inevitablemente como un diálogo con ciertas inquietudes y preocupaciones políticas actuales en los Estados Unidos.

No es precisamente lo que se pueda llamar una serie para escapar de la realidad, pero, se sabe, los votantes de la Academia tienden a valorar excepcionalmente las historias que dialogan con la realidad y proponen un comentario social o político, mucho más si suenan tan pertinentes.

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The Handmaid’s Tale recibió 7 nominaciones a los Premios Emmy, y terminó llevándose algunos de los galardones más importantes, incluyendo el de mejor serie dramática, el Emmy de mayor prestigio, por primera vez otorgado a una serie web.

Además, Elisabeth Moss se llevó el premio a mejor actriz, Ann Dowd el de mejor actriz de reparto Alexis Bledel el de mejor actriz invitada. Por el primer capítulo de la serie, Reed Morano fue premiada como mejor directora y, para romper con la tendencia feminista de la premiación, el creador Bruce Miller, responsable de la adaptación, también fue premiado como mejor guionista por escribir el piloto.

The Handmaid’s Tale había sido tal vez una serie más comentada y discutida que realmente vista, pero este éxito en los Premios Emmy probablemente le dé un nuevo impulso, no solamente en términos de audiencia, sino también en términos creativos, de cara a su segunda temporada, confirmada hace ya unos cuantos meses.

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También le dará a Hulu la confianza para apuntar a nuevos contenidos originales.

Próximamente, Hulu será responsable de la serie Castle Rock, un nuevo proyecto basado en la obra de Stephen King, que ha vuelto a estar de moda.

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