Univision2 Dic 2019 – 12:00 AM EST
[tema musical]
mimí: épale, épale, épale.
¿qué se le perdió o qué?
onésimo: dis--disculpe,
damita linda,
lo que pasa es que, ¿qué cree?
de chavito me decían "el gato"
por lo curioso.
y como la puerta
estaba emparejada, dije:
"pues, a ver cómo están
los cuartos, a ver si me late".
mimí: no sea metiche, ¿eh?
aquí una regla básica
es el respeto
a la intimidad ajena.
y además
a mí se me hace muy raro
que la puerta haya estado
emparejada como usted dice.
onésimo: a ver--
mimí: no la abrió usted
de casualidad, ¿verdad?
onésimo: espéreme.
¿está dudando de mí? ¿acaso--?
mimí: pues sí.
onésimo: ¿y cómo quiere
que le contrate si está dudando
luego luego de uno? ¿sabe qué?
mejor ya me voy porque
se me está haciendo tarde.
y aparte uno
quiere contratar bien aquí
y ahora resulta que--
no, hombre.
mimí: [suspira]
[suspira]
juan carlos: todo tiene
una explicación, don adriano.
plutarco: usted puso
referencias falsas y eso
no tiene ninguna explicación.
juan carlos: a ver...
si yo, que no tengo
ni cara ni cuerpo de modelo,
hubiera llegado
sin un currículum impresionante,
¿a poco usted
me hubiera contratado?
sea honesto.
adriano: no voy a negar que no,
que tengo mis prejuicios.
pero usted me demostró
sus conocimientos y se encargó
de correr a las niñas
que querían el puesto,
no se haga.
juan carlos: bueno,
sí eso es cierto, ¿verdad?
pero yo sabía
que si no lo impresionaba
con algo no estaríamos aquí
los dos hablando ahorita.
por eso le puse tantita crema
a mis tacos, mal geniudo.
nada más tantita,
no fue por otra cosa.
adriano: me cae muy bien
esta mujer.
[ríe]
plutarco, no tiene pelos
en la lengua.
juan carlos: no, mire.
plutarco: adriano, ¡adriano!
por favor,
esta mujer te está envolviendo.
¿no te das cuenta?
adriano: ¡sí! [ríe]
juan carlos: no,
yo solo estoy diciendo
cómo fueron las cosas, hombre.
además, antonia sí supo
que yo adulteré
y puse datos falsos.
y también le dije por qué, ¿eh?
claro, a lo mejor al principio
tampoco le fue fácil entenderlo,
pero al final quiero pensar
que mi amiga del alma
no me juzgó por lo que hice,
como otros.
plutarco: ¿vas a creer
en la palabra de esta señora,
cuñado?
adriano: sí, sí le creo.
[ríe]
y también entiendo por qué
mi hermana le dio todo su apoyo.
además, ha demostrado ser
una gran profesional.
así que por mí, eva maría,
no se preocupe.
lo del currículum--
¿cuál currículum?
ya se me olvidó.
ambos: [ríen]
juan carlos: permítanos
un momento, ¿eh?
venga, venga.
mi toñita tenía razón.
es usted más bueno
que el pan dulce.
adriano: [ríe]
juan carlos: no como otros
que son más agrios
que el chamoy de mi colonia.
¡chamoy!
ambos: [ríen]
adriano: [carraspea]
lo que sí no podemos olvidar,
eva maría, son los papeles
que le solicitó el abogado.
juan carlos: claro.
adriano: ahí sí le pido
que los traiga
lo más pronto posible.
juan carlos: ah, claro,
desde luego, no,
eso es cosa de nada,
no se preocupe.
¿y sabe qué?
venga.
permítanos.
venga.
ya me voy, ¿verdad?, porque
si las miradas fueran balazos,
ya me hubieran fusilado.
[ríe]
[balbucea]
adriano: [ríe]
juan carlos: ay, qué nervios.
pum, pum, pu, pum.
[ríe]
don pluti...
¡pum!
adriano: [ríe]
plutarco: no entiendo.
no entiendo cómo vas a permitir
que una extraña se quede
con acciones de la empresa.
de verdad no lo puedo creer.
adriano: fue la última voluntad
de antonia, plutarco,
y la vamos a respetar.
que te quede muy claro.
pum.
[ríe]
¡plutarco, pecho a tierra!
[continúa riendo]
juan carlos: ah, pero qué flor
tan más divina.
¿usted la compró?
helena: no,
me la regaló plutarco.
juan carlos: ah...
caray.
¿cómo ve al viudito?
bien amable que nos salió,
¿verdad? pasándose--
helena: eva,
por comentarios como ese
le pedí que se fuera de mi casa.
eva, es que somos amigas,
pero usted se mete demasiado
en mi vida privada.
juan carlos: ¿sabe qué?
tiene toda la razón, licenciada.
mire-- "chirrichichín".
ya está, me la trago
para quedarme callada.
de verdad que sí.
y mire, con lo de--
con lo de su casa,
ya me voy hoy, ya le dije.
así que no lo refriegue
en la cara.
y ya no voy a ser tan metiche.
helena: eva,
ya no me lo tome a mal.
pero acuérdese que ese espacio
lo va a ocupar lalito
y talvez mi mamá.
si es que se anima
a venir con nosotros.
juan carlos: no me diga,
¿doña chivis?
helena: ajá.
juan carlos: pues, ¿qué hay
problemas en la casa
o por qué va a dejar a su papá--
helena: eva, ¿ve lo que le digo?
ya, ya me tengo que ir, ya.
juan carlos: sí, disculpe.
sí soy bien metiche
como la tía--y me cocho.
¿sabe qué? ¡me choco!
qué plutarquito tan pasadito--
rebeca: ay, evita querida,
la andaba buscando
por toda la empresa
para invitarla a la estética.
"oh, my dior".
está preciosísima.
juan carlos: ay, favor
que usted me hace. ¿sabe qué?
es el maquillaje, mire, lo--
rebeca: hablo de la flor, eva.
juan carlos: ah.
¿esta porquería?
¿usted cree de verdad?
como que le falta color,
le falta chiste, le falta olor.
mire, huélala.
es de "a mentis" se me hace.
rebeca: ay, pero
¿quién se la regaló, evita?
juan carlos: ay, a mí no.
¿cómo cree, rebecucha? no, no.
es un regalito de plutarco
para mi jefa helena.
rebeca: ah, pues la verdad
que viéndola bien,
sí está bastante feíta.
juan carlos: ¿verdad que sí?
incolora, insabora...
sí, es de a mentis, le digo.
¡ay!
perdón, se me cayó sin querer.
¡ay! perdón, la pisé sin querer.
rebeca: ¡ay!
yo también la pisé sin querer.
juan carlos: [ríe]
[elevador]
rebeca: ahora sí, cachito.
explícame de cuándo acá
le andas mandando orquídeas
a la chiquitrepadora de helena.
plutarco: ¿sabes qué, rebeca?
ando con un humor de perros,
así que ahora no.
rebeca: estás muy equivocado
si crees que voy a dejar
que esa-- asalariada se quede
con todo lo que yo trabajé.
sobre mi cadáver, fíjate.
plutarco: cálmate
y no me alces la voz.
ya te dije que si trato
de acercarme a helena
es para averiguar sobre eva.
¿entiendes?
rebeca: sí capto,
pero no me chupo el dedo.
plutarco: aunque te purgue,
cada día te pareces más
a la ballena, estás igual
de insoportable que ella.
hasta me haces lo mismo
que ella me hacía.
rebeca: no me confundas
con la difunta gorda
ni te atrevas
a compararme con ella.
a la tonina
le sobraban toneladas
y le faltaba todo
lo que yo tengo,
que es muchísimo.
[celular]
plutarco: cállate,
es una llamada importante.
onésimo, ¿qué pasó?
sí, sí, está bien.
te veo en la cantina de siempre.
rebeca: cachito, está bien,
me dejo de poner histérica
si me prometes que esta noche
tenemos junta de corporativo
en el jacuzzi.
plutarco: rebeca,
¿quién te entiende?
primero me pegas una gritoniza
y ahora andas toda melosa.
domina tus hormonas.
rebeca: ay, es que soy
bien tempestiva, temperamental,
intensa, cachito.
¿qué dices, enanito?
¿no quieres meterte
con blanca nieves al agua?
¿sí?
patricia: "oh my god!".
entonces, ya podemos hacer
todos los pagos de la boda,
pollo.
santiago: bueno, bebé,
ya me autorizaron el préstamo
en el trabajo, pero me parece
un poquito arriesgado
darte todo el dinero de golpe.
patricia: hay que hacer muchos
gastitos de la boda, pollo.
tengo que liquidar el salón,
la iglesia, mi vestido,
las flores.
"it's too much".
santiago: bebé, bebé, mira,
aún y cuando me hagan
la transferencia, yo no sé
si pueda darte todo el dinero.
¿me entiendes?
patricia: tú sabes que a mí
lo que menos me importa
en el mundo es el dinero,
¿verdad, pollo?
y si tú quieres,
me puedes dar una extensión
de tu tarjeta de crédito
y yo así puedo hacer los gastos
y no te molesto, ¿sí?
santiago: yo creo que si te doy
una extensión de la tarjeta
no hay problema,
porque yo puedo ir checando
todos los gastos
y así no nos pasamos.
está bien, sí.
patricia: está perfecto,
mi pollo.
oye, ¿tú sabes
que yo me muero de ganas
de ser tu esposa y tu mujer?
m-u-j e-r.
mujer.
santiago: y yo también
me muero de estar contigo, bebé.
patricia: yo sé--yo sé
que has sido muy paciente,
pollo, pero te prometo
que te voy a recompensar
tan bien, tan bien...
[suspira]
¿un poco de pan?
un cuernito.
[música]
plutarco: pues a lo mejor
ahora sí estaría bien
darle un susto a la viuda,
onésimo.
ya va siendo hora
de darle un buen calambre.
onésimo: míralo.
si yo te lo anduve dice y dice
y no quisiste hacerme caso.
ahora te digo que mejor no, ¿eh?
¡mejor no!
plutarco: ¿ves?
¿quién te entiende?
onésimo: agarra la onda.
si se le aparece ahora
el chamuco a la "ñora",
va a sospechar inmediatamente
que fuiste tú.
¿o qué? ¿no la traes de ojeriza
por lo de la necia
de la difuntita?
plutarco: sí es cierto.
con las ganas que tenía
que le dieran una calentadita.
onésimo: sí, pero mira,
yo diría que mejor
trates de arreglar las cosas
por las buenas.
ya si así no se puede, pues--
pues entramos a la guamazos.
¿cómo la ves?
plutarco: me purga reconocerlo,
pero tienes razón.
onésimo: ¡oh!
si no pasé
de tercero de primaria,
pero soy egresado
de la escuela de la vida
donde se aprende más mejor.
kevin: y me dijo
que le hablaste.
no está chido
que me esté checando mi mami.
marcela: hijo,
¿qué tiene de malo
que yo le haya marcado
a tu maestro
de orientación vocacional?
¿te dio pena o qué?
kevin: pues la neta, sí.
no está chido
que me estés espiando
o algo así.
marcela: a ver, kevin,
yo vi el teléfono de tu maestro
por casualidad,
no porque te estuviera espiando.
y además, no tiene nada de malo
que yo me preocupe por mi hijo.
kevin: pues es que no me gusta
que registren mis cosas.
no se vale, ma.
además, necesito mi privacidad,
en buena onda.
marcela: a ver, hijo,
en eso tienes razón y yo no digo
que no tengas privacidad.
lo único que quiero
es que tú me cuentes las cosas
que son importantes para ti.
kevin: ¿como de qué o qué, ma?
marcela: pues, por ejemplo,
me encantaría saber
de qué has hablado
con tu orientador vocacional.
de qué te aconseja él-
kevin: ay, ma, por favor.
fernando: a ver, a ver,
mi hijito.
aguas con esos consejos,
porque hay algunos maestritos
que quieren llevar
la orientación por otro lado.
marcela: ay, contreras,
por favor.
fernando: [chista]
déjame, déjame a mí.
kevin: no entendí.
fernando: no importa.
a ver, kevin josé alfredo,
deja todo lo que estés haciendo
porque tú y yo
vamos a pasar la tarde juntos
haciendo cosas de hombre.
¿cómo la ves?
[chista]
¿eh, mi hijito?
cosas de hombres, mi--
juan carlos: no,
no se me pudo haber pasado
porque siempre checo
que esté bien cerrada la puerta
cuando salgo, fíjate.
¿y quién era el tipo, eh?
mimí: pues dijo llamarse
gualberto ronquillo.
¿te suena?
juan carlos: ¿cómo me va
a sonar gualber--?
no le suena ni a sus papás.
gualberto ronquillo.
¿cómo era?
mimí: como así,
con la cara como así
y el pelo como así.
estos así y--
juan carlos: ándale,
con esos datos tan precisos
hay que ir a levantar un acta,
¿eh?
mimí: [suspira]
juan carlos: ¿sabes qué?
a lo mejor es un achichicle
de plutarco. porque si plutarco
le hizo el teatrito a helena
de: "ay, pobre viudo
desconsolado",
para ver si la seducía...
es capaz de eso y más.
mimí: pues qué pluti--digo,
qué maña la de ese señor.
la toñita todavía ni se enfría.
qué poca.
fernando: ¡ay! me desconcentras.
kevin: pa, ¿y si ya nos vamos?
fernando: ¿ya te aburriste,
mi hijo?
kevin: no, pero es que
esto no me late.
fernando: ok, ok.
si no quieres jugar,
vamos a platicar.
a ver, ¿como para qué necesitas
tú tanta orientación vocacional
a estas alturas, mi hijo?
kevin: ¿cómo de que para qué?
para saber qué voy a estudiar.
fernando: ya sé que para eso.
no soy tarugo, mi hijo.
pero digo, falta un año
para que entres a la prepa.
todavía le cuelga
para que decidas
qué carrera estudiar, ¿no?
kevin: sí, pero prefiero saber
desde ahorita.
fernando: órale pues, órale.
ahí te va tu orientación,
mi hijo.
fíjate, este, puedes estudiar...
no sé, algo acá de machín,
de chavo aventado como tú eres.
por ejemplo, piloto aviador
acá con tu bigotazo.
ingeniero mecánico
con tu bigotazo acá.
o ya mínimo administrador
como tu padre con tu... ¿qué?
con tu bigotazo, mi hijo.
¿cómo la ves?
kevin: sí, pero también
podría ser, no sé, escultor,
cantante o bailarín.
fernando: ¡no!
a ver, fue broma.
no, espérate, siéntate.
fue broma.
[susurra] ¡baja la voz!
¿cómo dices eso delante de--?
no, fue broma.
no, eso no está bien.
kevin: pero no tiene nada
de malo, pa.
fernando: a ver, mi hijito,
te voy a hacer una pregunta
acá de machines, ¿ok?
¿tienes novia?
kevin: no, pa, para nada.
fernando: qué bueno
que lo dijiste bajito.
kevin: ay...
ya vámonos, pa.
fernando: ahorita.
tírale.
juan carlos: hoy voy a sacar
mis cosas de la casa de helena
porque ya no quiere
que viva ahí.
y yo tampoco me porté muy bien,
la verdad, ¿eh?
mimí: te veo
y se me parte el corazón.
pero la verdad,
eva se vio muy mal con helena.
juan carlos: eran mis celos,
mimí.
ni eva ni yo lo supimos manejar,
definitivamente.
pues sí la regué.
¡la neta la regué!
¿y por qué la regué?
porque soy bien bruto, hijo.
la verdad la regué por eso.
¿y tú qué me ves
con tu cara de tristeza siempre?
mimí: ya, ya, tranquilo.
¿ya te decidiste?
¿vas a aceptar la herencia
o no?
te tienes que decidir, mi hijo,
porque mira,
el tiempo pasa así que vuela.
juan carlos: no presiones, hija.
todavía no lo sé.
a veces pienso que sí,
luego pienso que no.
¿y no ves que no se puede así?
porque con la cara de este
que está siempre de malas
en decepción y llorando,
y luego tu cara no ayuda.
se me hace que tú fuiste
la modelo para este cuadro.
así que, por favor,
me cambias el cuadro
y me cambias tu cara, ¿no?
mimí: andas en tus días,
¿verdad?
juan carlos: [resuella]
helena: yo nada más te digo,
mi amor, si tú no corriges esto
vas a tener que empezarlo
todo desde el principio,
porque te lo voy a tachar todo,
te lo voy a borrar--
silvia: lalito, acuérdate
que el flojo
siempre trabaja dos veces.
échale ganas
para que termines rápido.
lalito: bueno, bueno,
ya entendí, lo voy a corregir.
helena: ¿y tú cómo vas
con el repaso, ma?
¿ya estás lista para el examen?
silvia: ay, la verdad
es que ya no sé si tenga caso
seguir con esto de la estudiada.
helena: ¿cómo que no sabes
si estabas muy animada en sacar
tu certificado de prepa?
¿ahora qué pasó?
silvia: pues es que tu papá
no terminarse de aliviarse.
y así como está, pues,
necesita más atenciones.
apenas si me doy abasto
entre el quehacer y él, así que,
pues ni tiempo me da
de estudiar.
helena: mi amor,
llévate tu cuaderno
y tus lápices a tu cuarto
y ahí sigues
y ahorita yo te alcanzo.
a ver, llévate eso, porfa.
lalito: sí, señor, ya me voy.
helena: ma, yo entiendo que--
que esto debe ser un tema
muy difícil para ti,
pero desde que platicamos
lo del bebé,
yo te veo muy decaída,
muy sin ánimo.
silvia: mira, helena,
no empieces con eso otra vez.
helena: es que
tú necesitas desahogarte
de todo lo que has tenido
adentro por años, mamá.
no te puedes quedar así.
silvia: lo único que tengo
es cansancio
y me voy a preparar un café
para que se me quite.
si quieres te preparo uno
a ti también.
¿quieres un café?
helena: [resopla]
[música]
[música]
marcela: [tipea]
¿cómo les fue a los hombres?
kevin: pues pregúntale
a mi papá.
marcela: ¿qué pasó?
¿qué pasó, mi amor,
por qué esas caras?
fernando: estoy muy preocupado,
vieja.
angustiado,
al borde del abismo, vieja.
mi hijo no ha tenido novia,
vieja.
todavía no quiere saber nada
de viejas, vieja.
marcela: ¿y?
¿cuál es el problema?
fernando: pues, ¿cómo cuál es
el problema, vieja?
yo a su edad ya sabía
lo que es una vieja.
¿te das cuenta?
marcela: no vayas a empezar
a querer meterle ideas
en la cabecita y a presionarlo
ni creas que voy a dejar
que lo conviertas
en un macho como tú.
fernando: ah, no quieres
que tu hijo sea como su padre.
marcela: ni dios lo quiera.
fernando: ¿qué pasó, flaca?
marcela: yo no quiero
que sea un cerrado de la cabeza
y un cavernícola como tú.
una pena.
fernando: ok, ándale, pues.
que haga y deshaga
como él quiera.
déjalo, pues total...
nomás cuando te salga
con que quiere unas mallitas
y un tutú para su cumpleaños,
a mí no me reclames,
no me digas nada, vieja.
ahí nos vemos.
[tararea]
eduardo: esto no te lo toca
ni un perro.
no la zurras, silvia.
¡estás peor cada día!
¡llévate eso, órale!
silvia: pero no puedes dormirte
sin cenar, eduardo.
si quieres te traigo
unas quesadillas--
eduardo: ¡no quiero nada!
¡vete! ¡déjame dormir!
silvia: ay, hija,
pensé que estabas con lalito.
helena: no, mamá,
estaba aquí oyendo lo mal
que te trata mi papá.
silvia: ay, no le hagas caso.
ya ves que es como los niños.
cuando tiene sueño,
pues se pone bien difícil.
voy a dejar esto en la cocina.
helena: [suspira]
papá, tengo que hablar contigo.
eduardo: ¿y qué no te enseñé
a tocar la puerta
antes de entrar?
¿ya hasta la educación perdiste?
helena: tú no eres el mejor
ejemplo de buenos modales
que digamos.
al contrario,
nada más hay que ver
cómo tratas a mi mamá
para darse cuenta.
eduardo: ya te fue
con un chisme seguro.
helena: no, no hace falta
que me diga nada.
me doy cuenta de tu maltrato
desde hace años, papá.
¡años!
y me siento muy culpable
por haberlo permitido.
pero si no te decía nada
era por respeto.
eduardo: ¿y qué,
ya ni eso te merezco?
me estás hablando
como si fuéramos iguales.
¿qué te pasa, eh?
helena: yo no puedo respetar
a alguien que es capaz
de lastimar a una mujer.
y tú sabes mejor que nadie
todo el daño
que le has hecho a mi mamá.
eduardo: no sé
de qué me estás hablando.
helena: que no quieras
reconocerlo, es otra cosa,
pero bien que lo sabes.
eduardo: helena, me siento mal.
no puedo respirar.
háblale a tu mamá.
helena: oye, qué raro
que te sientas mal ahorita,
porque hace un minuto
estabas tan sano para gritarle
y tratarla como perro, ¿eh?
eduardo: helena,
de verdad no estoy bien.
háblale a tu mamá.
helena: no te creo nada, papá.
no te creo.
más bien creo
que si tienes fuerza
para ser tan grosero con mi mamá
estás mucho mejor
de lo que quieres aparentar.
eduardo: tú lo que quieres
es hacerte de la vista gorda
para no ayudarme.
háblale a tu mamá.
helena: no te hace falta ayuda.
lo que necesitas es entender
que tus chantajes
ya no funcionan.
¿sabes por qué?
porque hagas lo que hagas,
el fin de semana
vengo por mi hijo
y me lo llevo a mi casa.
buenas noches, papá,
que te mejores.
que te sientas muchísimo mejor.
que ya no sientas ese ahogo.
eduardo: [gruñe]
¡silvia, tengo hambre!
[música]
[música]
plutarco: te consta, rebeca,
nunca antes me había pasado.
siempre he sido como--
como un toro de lidia.
no sé qué pasó.
rebeca: a veces pasa, cachito.
no te angusties
que no ganas nada.
plutarco: es que me siento
muy mal.
¿crees que debería ir
con un médico
para que me revise?
yo siempre he funcionado
como todo un matador.
rebeca: ya te dije
que es lógico.
seguramente estás estresadísimo
por todo lo que está pasando.
plutarco: claro, es eso.
imagínate, he perdido
el 20 por ciento
de mis acciones.
sabía--sabía que tenía que haber
una explicación.
bueno, mejor me voy yendo
porque necesito relajarme,
descansar.
[puerta se abre]
helena: buenas noches, eva.
juan carlos: helenita,
ya terminé de empacar
y en un ratito
me voy de regreso a la pensión,
porque, ¿qué cree?
ya repararon las tuberías.
helena: tampoco se tiene que ir
ahora mismo.
puede ser mañana,
ahora ya es tarde.
juan carlos: no.
gracias por todo lo que hizo
por mí, de verdad.
además, extraño mi colchón.
helena: como quiera, eva,
pero de verdad no pasa nada
si se va mañana.
juan carlos: bueno,
entonces, me quedo por hoy.
solo porque usted me lo pide,
¿eh?
venga, siéntese.
está en su casa.
¿qué mala cara vio?
¿qué bueno, malo, qué?
venga.
ay, qué linda se ve sentada.
qué linda se ve
de todas formas.
espero que no le importe
que le pregunte
que desde la tarde la veo
con una cara medio extraña.
¿qué, hay problemas con su papá,
con lalito?
las amigas estamos
para que usted se explaye--
helena: ¡eva! ¡eva!
¿cómo le voy a contar
si no se calla un instante?
se trata de mi mamá.
juan carlos: ay, ¿qué le pasa
a doña chivis?
helena: a lo mejor
usted me puede ayudar.
a lo mejor usted entiende
lo que está pasando con mi mamá.
rebeca: preocupadísima es poco,
angélica.
estoy que me lleva pifas.
algo me dice
que plutarco no se concentra
por estar pensando
en la maldita asalariada.
angélica: relájate cinco años
y sigue tus propios consejos.
¿no dices que los hombres
necesitan distracción
y que por eso se fijan en otra?
rebeca: pues sí,
pero la distracción de plutarco
era yo.
él toleraba la ballena,
pero se entregaba a mí.
y ahora--ahora seguramente
debe querer tener un desliz
con la mugrosa de helena.
angélica: qué cosas, ¿no?
ahora estás en el lugar
de la gorda.
qué lástima me das.
[ríe]
rebeca: pues más lástima
me da plutarco,
porque es la primera vez
que no puede cumplirme.
angélica: pues aguas, amiga,
porque este lobo feroz
se anda fijando
en otra caperucita.
y esa no eres precisamente tú.
rebeca: ya sé.
la trepadora esa.
además, siento tan distante
a plutarco que me temo
que cualquier día de estos
me va a mandar
a la china comunista
y sin escalas.
angélica: ay, amiga,
tanto que le invertiste
a esta relación, y ahora
que está muerta la gorda
ya no tienes cómo chantajearlo.
rebeca: [ríe]
espérate, chulita.
todavía puedo amenazarlo
con decirle a medio mundo
que él y yo somos amantes
desde que vivía la tonina.
angélica: no, no hagas eso.
nomás vas a salir perjudicada tú
y bien gacho, amiga.
rebeca: pues sí.
me quedaría sin él, sin trabajo,
expuesta a la burla,
al escándalo, y sola.
y yo que ya me veía
como la señora de ramos arrieta.
angélica: ya sé, amiguis,
pero ¿por qué no sigues
uno de los consejos
que tú misma das?
una de tus técnicas.
[música]
juan carlos: ay, de veras
que doña silvia
ha aguantado mucho
con esa pena tan grande,
¿verdad?
oye, y sin decírselo a nadie.
lo que no entiendo
es cómo le puedo ayudar.
pues, ¿quién soy yo?
yo no doy pláticas
estimuladoras a las personas--
helena: mi mamá no tiene amigas,
y lo que a mí
no me ha querido decir
porque soy su hija,
pues talvez se lo puede
decir a usted con más confianza.
juan carlos: ay...
helena: yo sé
que ella la quiere a usted.
juan carlos: favor que me hace.
pero es que hemos hablado
tan pocas veces.
¿de verdad cree usted
que se anime a abrirse
así como de capa conmigo?
helena: no sé.
no sé, ya estoy desesperada.
ella no quiere hablar
de lo que pasó, y además,
no sé qué hacer para ayudarla.
juan carlos: yo sé
que no es fácil,
pero tenga paciencia.
después de todo, usted no sabe
cómo pasaron las cosas, ¿verdad?
helena: pues no,
pero como haya sido, yo sé
que mi mamá necesita ayuda.
y lo que más me angustia
es que yo no sé cómo ayudarla.
juan carlos: ay,
ya no se ponga triste.
bueno, yo le prometo
que hablo con doña chivis
y ya veremos qué se puede hacer.
para eso estamos las amigas,
¿verdad?
un abrazo de amigas.
helena: eva...
este, ya nos vamos a dormir.
juan carlos: ay, sí,
porque hace sueño, ¿verdad?
helena: sí.
es que me está apachurrando
un poquito.
juan carlos: ¿qué?
helena: que me abraza
muy fuerte, eva.
me apachurra un poquito.
juan carlos: ¿qué?
helena: ¿qué está sorda, eva,
o qué?
es que está muy pesada.
ya suelte ya.
juan carlos: ¿qué?
plutarco: helena...
ven conmigo.
helena, tócame, acaríciame.
[resuella]
antonia: yo estoy muerta
por tu culpa, mi amor.
plutarco: ¡fuera de aquí!
¡lárgate!
¡largo! ¡desaparece de mi vida!
¡largo! ¡fuera!
tú deberías estar rostizándote
en el infierno.
¡estás muerta!
[celular]
helena: ¿bueno?
plutarco: helena, hablo
para darle las buenas noches.
espero que no sea
demasiado tarde.
no quiero importunarla.
helena: no, plutarco, no.
no se preocupe.
juan carlos: ¿quién anda
despertando gente
a estas horas, helenita?
no puede ser, oiga.
plutarco: no la quiero
interrumpir.
solo quiero darle las gracias
de nuevo por todo su apoyo
en estos días tan difíciles
desde que se fue mi antonia.
juan carlos: las visitas
tienen sueño, don pluti,
por favor.
no son horas
para estar en la guara guara.
una quiere dormir.
helena: eva, eva...
plutarco: discúlpeme
por la imprudencia
de la llamada.
buenas noches.
helena: buenas noches.
juan carlos: ay, ya, hombre,
qué despedida tan más larga,
por dios.
helena: sí, adiós.
juan carlos: ¡ya cuélguele!
perdón, santita,
pero es que este señor
se pasa de la raya, de verdad.
¿a poco a usted le encanta
que le hablen
a estas horas de la madrugada
para contarle sus aventuras
tristes? oiga, no.
estoy profundamente dormida--
helena: eva,
con usted no se puede.
¡no para de hablar!
ya deje a plutarco en paz,
déjeme a mí en paz,
póngase usted en paz,
y duérmase ya.
¡me va a espantar el sueño!
juan carlos: oiga, perdón,
perdón, yo la dejo en paz.
qué mal genio tiene.
helena: no, no es mal genio.
juan carlos: el que
no nos deja en paz
es este hombre
que habla en la madrugada
y nos despierta.
yo estaba profundamente dormida
soñando con mi belisario--
helena: pero ¿a mí
qué me importa?
entonces, ya duérmase,
por favor, ¡ya duérmase!
juan carlos: pues yo quisiera
dormir, quisiera dormir, pero--
helena: ¡ay, qué pesada!
fernando: ¡jennifer!
a ver, ¿a qué horas, caray?
apura a tu madre y a tu hermano.
jenny: ay, papá, deja de gritar.
ya, mira, ya estoy lista, ya.
marcela: mi amor,
ya no te falta nada
de tu "lunch"?
¿quieres otra lechita
de chocolate o una frutita más?
kevin: ya vámonos, ¿no?
se nos hace tarde.
marcela: hijo,
te estoy preguntando algo,
mi amor.
sigues enojado conmigo
porque hablé con tu maestro,
¿verdad?
kevin: igual y ya ni le pido
consejo, como voy a estudiar
"una carrera para hombres",
como dice mi papá,
pues mejor me voy
a un bachillerato
que no sea de humanidades y ya.
marcela: pero eso
es lo que tienes
que pensar bien, hijo.
fernando: épale, épale.
¿ya ves, flaca?
a mi hijo sí le sirven
los consejos de su padre.
¿no que no tronabas, pistolita?
marcela: no, hijo,
lo que tú decidas
va a estar bien para nosotros.
no tienes que escoger algo
nada más por darle gusto
a tu papá, porque
al que le tiene que gustar
lo que estudies es a ti,
no a él.
kevin: sí, como sea.
¿ahora sí ya nos vamos?
fernando: vámonos, campeón.
vámonos, campéon.
¿como qué te gustaría,
mi pichón?
jenny: yo voto por salir, ¿no?
fernando: bien, mi hija.
[música]
[música]
marcela: se portan bien,
que dios los cuide.
jenny: te quiero.
marcela: yo también, mi amor.
¿me estás escuchando, mi amor?
kevin: sí, sí.
jennifer: vente.
fernando: órale pues, flaca,
vámonos ya.
marcela: ¿sabes qué?
espérame, no me tardo nada.
espérame un momento.
fernando: no, ¿adónde vas?
se nos hace tarde
para la chamba, flaquita.
¿qué vas a hacer?
marcela: quiero hablar
con el orientador vocacional.
fernando: vas a meter
tu cucharota
a hacer más grande el borlote.
¿qué le vas a decir, flaquita?
marcela: mi amor, no quiero
que kevin se sienta obligado
a hacer cosas que no le gustan
o que esté siguiendo ideas
que no son de él.
fernando: a eso lo dices por mí,
¿no?
marcela: flaco, nada más
quiero hablar con el maestro.
si kevin no nos cuenta nada,
vamos a hablar con él.
que nos diga qué son las cosas
que le interesan a nuestro hijo
así lo podemos encauzar mejor.
fernando: para mí que nomás
vamos a perder el tiempo,
pero ándale pues, vamos a buscar
al mentado orientador.
marcela: vamos.
no, no, mire, es que yo creo
que no me escuchó usted bien.
¿que el orientador vocacional
no es un maestro,
el profesor braulio álvarez?
>> no, señora,
es la maestra betina acosta.
marcela: no, pero--
o sea, ¿hace poco que ella
empezó con el cargo?
>> no, señora,
ella tiene varios años
siendo la orientadora
en la escuela.
con permiso.
adriano: usted ya no puede
seguir comportándose
como una empleada, eva maría.
ya no, ya--
juan carlos: sí, ya sé llegar.
si quiere, ya déjeme solita.
gracias.
adriana: muy pronto,
óigalo bien, usted va a ser
socia de esta empresa.
juan carlos: ah, no, no,
yo todavía no he dicho que sí
a la herencia
de mi mujercita bella.
porque, ¿sabe qué? no sé--
adriano: ya lo hará, ya lo hará,
y va a tomar posesión
de sus acciones.
por lo tanto, ya no va a poder
seguir siendo la asistente
de la licenciada moreno.
juan carlos: ay, válgame.
¿sabe que no había pensado
en eso, jefecito santo?
adriano: y tampoco
va a ser necesario
que venga de uniforme.
va a tener que vestirse
como lo que usted es:
toda una ejecutiva.
juan carlos: pero si este
me queda rebién, hombre.
¿para qué? no es necesario.
además, ¿sabe qué?
yo creo que eso me va a acarrear
muchos más problemas
de los que ya tengo, jefe.
adriano: acéptelo, eva maría.
acéptelo y ya.
mi hermana dejó un vacío
muy grande en mi vida.
me quedé completamente solo
en este mundo.
talvez usted pueda llenar
un poquito ese vacío.
juan carlos: ¿perdón?
fernando: yo te dije
que lo agarráramos ahí mismo
en caliente, pero no,
tenías que salir como siempre,
¿a qué?
pues a proteger al chamaco.
como siempre, flaca.
marcela: no puedes estar
todo el tiempo de gorila,
mi amor, por dios.
¿qué ganarías avergonzando
a kevin enfrente de sus amigos?
¿a ver?
fernando: pues mínimo
que aprendiera a no andarle
diciendo mentiras a sus padres.
¿qué le pasa al escuincle ese?
marcela: pero tampoco
se trata de humillarlo.
al contrario, kevin está
en una edad muy difícil.
es adolescente, por dios.
la madurez
para arreglar las cosas
tiene que salir de nosotros,
no de él.
fernando: yo digo
que si lo dejamos hacer
lo que se le pegue
su regalada gana,
al rato se va a volver un vago
o un drogadicto.
¡o peor!
[...]
marcela: ay, dios mío,
créeme que eso no sería lo peor
que le podría pasar
a nuestro hijo, ¿eh?
y mejor ya no le sigas,
porque así como me ves
tengo un límite, fernando.
fernando: yo te apuesto,
flaquita, que tu hijo
no andaría con sus cosas
si estuvieras en la casa
y no de la superejecutiva.
marcela: ¡ya, ya, ya!
no empieces con eso
porque entonces vamos a acabar
muy mal, contreras.
tú quieres echarme la culpa
de todo lo que pasa en la casa,
pero ahora sí no se va a poder.
hoy mismo hablamos con kevin
y arreglamos esto de una vez.
fernando: ay, pues como quieras.
de todos modos
siempre te sales con la tuya.
vas a lo que--
y te sales con la tuya.
marcela: pues sí.
adriano: espero contar
con su amistad.
juan carlos: ah...
sí, sí, jefe, ya sabe que yo--
yo soy su amiga.
adriano: aunque yo jamás
he creído en la amistad
entre un hombre y una mujer.
juan carlos: ¿sabe qué?
yo también dudaba de eso,
pero ahora sé que sí se puede.
adriano: [ríe]
no sé qué me pasa con usted.
juan carlos: qué sustos
me pega usted, de veras.
adriano: pero ¿sabe qué?
con usted yo--yo me siento
en confianza.
por favor,
no me lo vaya a tomar a mal,
pero con usted me siento como--
como con mis amigos hombres.
juan carlos: ay, pero qué cosas
dice usted, don adriano,
de veras. ¿sabe qué pasa?
que usted dice unas cosas
y de repente se avienta
así liso y así como que nada--
como una locomo--
ay, no me diga que le dolió.
no me diga que le dolió.
fíjese usted.
ha de ser del norte usted,
porque está bien aventadote
también.
fernando: ¿qué pasó, mi hija?
marcela: hola.
jennifer: ¿qué pasó?
¿no es hoy cuando se quedan
a comer a la oficina?
marcela: sí, nada más que hoy
tuvimos un poquito
de tiempo libre
y les quisimos dar la sorpresa.
¿tu hermano sigue en el salón?
jennifer: no, no sé,
no lo he visto.
fernando: ¿cómo que no
lo has visto? pues, ¿qué,
no se regresan juntos o qué?
jennifer: no,
kevin se queda con un amigo
y ya después se va a la casa.
yo lo veo cuando estamos allá.
fernando: ¿con un amigo?
¿desde cuándo hace eso?
jennifer maría,
¿cómo el permites
que haga esas cosas?
¿no te digo?
jennifer: ay, papá, bueno,
no lo hace siempre.
nada más cuando ustedes
no vienen por nosotros.
digo, no es mi culpa.
fernando: no, no, claro,
¿cómo va a ser tu culpa?
tú nada más eres su tapadera.
estás igualita que tu madre.
jennifer: papá,
tú eres el primero
que le dices a kevin
que por ser hombre
tiene muchas más libertades.
y "sorry", digo,
yo no soy su niñera,
así que ni al caso
que me reclames.
marcela: este, nena, nosotros
nos tenemos que quedar aquí
a esperar a tu hermano.
tú mejor adelántate a la casa.
jennifer: ¿pasa algo con kevin?
marcela: luego te platico.
vete a la casa.
fernando: mi beso.
chamaca grosera.
ni siquiera me dio uno.
[resopla]
plutarco: ¿cree que alguien
pudo haberla tirado a propósito?
helena: no, no,
yo creo que fue un accidente.
pero--ay, qué pena.
plutarco: no se preocupe.
cuénteme cómo está su papá.
helena: mejor.
aunque obviamente
no quiere que me lleve
a lalito de su casa,
pero hablé con él y le dije
que este fin de semana
me llevaba a mi hijo
a vivir conmigo y que no habría
nada que me hiciera
cambiar de opinión.
plutarco: entonces,
no va a esperar
a que don eduardo
se recupere por completo.
helena: no.
ahora lo único que me importa
es estar con mi hijo.
plutarco: me duele verla
en tan mala situación
con su padre.
me gustaría poder hacer algo
para ayudar
a suavizar las cosas.
helena: no, usted ya ha hecho
muchísimo por nosotros.
primero, apoyándome
para estar al frente
de playa majahua.
ahora ayudándome
a conseguir un departamento.
de verdad tengo mucho
que agradecerle, plutarco.
plutarco: no es nada, no.
hablando del departamento,
¿ya tiene el cuarto
acondicionado para su hijo?
¿hay algo que le falte?
helena: el viernes
me llega la cama de él.
y bueno, yo estoy segura
que va a estar feliz
con su nuevo cuarto.
plutarco: no sabe
cuánta envidia le tengo.
helena: ¿envidia por qué?
plutarco: porque ahora
que recupera a su hijo,
tendrá nuevamente a su familia.
y yo estoy tan solo
que no tengo ni siquiera
por quién luchar.
helena: pero no está solo.
yo soy su amiga,
no lo voy a dejar solo.
pienso que talvez
tiene que darle
como tiempo al tiempo
y tener paciencia.
yo estoy seguro que muy pronto
va a encontrar a alguien
con quien rehacer su vida.
plutarco: a mí me gustaría
encontrar una mujer especial
como usted.
helena: sí, sí, le digo
que le aseguro que, pues pronto
encontrará una mujer así
que lo llene, que--
plutarco: helena,
usted me encanta.
y a pesar de mi dolor
por la muerte de antonia,
estoy seguro que ella fue
la que la puso en mi camino.
[música]