La prohibición del juego de azar más extendido en Cuba ha obligado a los jugadores y a los administradores del negocio a moverse de forma clandestina en redes excelentemente conformadas gracias a su ingenio. Quienes participan, conocen el ganador por la señal de onda corta que emite la radio de Miami, por antenas satelitales o con una aplicación de Android.