La depresión puede afectar el corazón
Un equipo de investigadores del Centro Médico de la
Universidad de Columbia llegó a esta conclusión tras estudiar, entre
1992 y 2004, los casos de 63,469 mujeres que no tenían historial de
enfermedades cardíacas o apoplejías.Los médicos
saben desde hace tiempo que la depresión es común después de un ataque
cardíaco o una apoplejía y que empeora los resultados de esas
dolencias. Pero los investigadores reportaron el lunes nuevas
evidencias de que la depresión misma puede provocar enfermedades
cardíacas.Las mujeres con los síntomas más graves
de depresión o aquellas que tomaban antidepresivos tenían un mayor
riesgo de sufrir una muerte súbita cardíaca o una enfermedad coronaria
fatal.La probabilidad fue de más del doble en
aquellas que padecían una depresión clínica.Sin
embargo, explican los investigadores, el riesgo de muerte súbita estaba
más relacionado con el uso de antidepresivos que con los síntomas de la
depresión."No podemos decir que la medicación
antidepresiva fuera la causa de un mayor riesgo de muerte súbita
cardíaca. Más bien el uso de antidepresivos es un marcador de la
gravedad de la depresión", afirma el responsable de la investigación,
William Whang.Los científicos indican que es
necesaria una investigación más profunda para determinar si los
antidepresivos aumentan directamente el riesgo de padecer desórdenes
del ritmo cardíaco y que, en la actualidad, los beneficios de estos
tratamientos son mayores que el riesgo de muerte
súbita.El equipo no halló ningún tipo de relación
entre el uso de antidepresivos y enfermedades coronarias fatales o
ataques al corazón no fatales.Según los
investigadores, la relación entre depresión y enfermedad cardíaca puede
explicarse por el hecho de que los factores de riesgo -como una alta
presión sanguínea, diabetes, alto colesterol y tabaco- son más comunes
entre mujeres con graves síntomas depresivos.
Whang
apunta a la disfunción autónoma, al mayor ritmo de pulsaciones en
reposo y a una reducida variabilidad del ritmo cardíaco como
explicaciones plausibles de la relación entre depresión y muerte súbita
cardíaca.Los estudios de los antidepresivos más
nuevos y de mayor uso actual no han indicado hasta ahora un riesgo de
arritmia y algunos incluso han sugerido una protección, observó el
doctor Redford Williams de la Universidad de Duke, especialista en los
factores psicosociales que afectan la
salud.Williams dijo que la investigación apoya
evidencias crecientes de que la depresión es un factor de riesgo
independiente de la enfermedad cardíaca, además de los riesgos clásicos
de la hipertensión sanguínea, diabetes, colesterol elevado y
tabaquismo.El estudio a mujeres predominantemente
blancas podría subestimarla, advirtió Williams."El impacto sobre las
mujeres afroestadounidenses es probablemente mayor", dijo. Agregó que
es hora de efectuar un estudio para determinar si el tratamiento
adecuado de la depresión disminuye el riesgo.¿Por
qué la depresión tendría ese efecto? El estudio halló que mientras más
graves eran los síntomas de la depresión reportados, más probable era
que la mujer presentara los factores tradicionales de riesgo cardíaco.Asimismo, los factores de estrés como la depresión han sido vinculados
a efectos físicos como un mayor pulso cardíaco en
reposo.Quizás hay un motivo más directo: La
depresión puede hacer que la gente descuide más su
salud.Por cierto, la Asociación Cardíaca
Estadounidense (American Heart Association) recomendó el año pasado que
todos los que hubiesen padecido de enfermedad cardíaca se revisaran
regularmente por depresión, ya que los pacientes deprimidos pueden
omitir tomarse sus medicamentos, quedarse en espacios interiores en vez
de ejercitarse y alimentarse
inadecuadamente.
Por otro lado se informó que el
consumo abusivo de alcohol aumenta el riesgo de padecer una depresión
severa, pero ese desorden psiquiátrico no induce a los pacientes a la
ingesta excesiva de bebidas espirituosas, como se suele
creer.Ésas son las conclusiones de un estudio de la
Universidad de Otago (Nueva Zelanda) que apareció publicado hace poco en la
revista Archives of General Psychiatry.Hasta
ahora, diversas investigaciones epidemiológicas habían relacionado
depresión y dependencia alcohólica, pero no estaba claro si un desorden
conduce al otro o si existe un factor de riesgo común, ambiental o
genético.Tras llevar a cabo un estudio estadístico
con más de mil participantes, los investigadores descubrieron que
existe una relación unidireccional entre el consumo de alcohol y el
riesgo de padecer una depresión severa.A su vez,
descartaron una asociación entre la existencia de una depresión y el
posterior consumo abusivo de bebidas espirituosas: los científicos
descartan que las personas depresivas recurran al alcohol para
automedicarse.El equipo investigador estudió las
relaciones entre alcohol y depresión en 1,055 individuos nacidos en
1977 cuando éstos tenían de 17 a 18 años, de 20 a 21 y de 24 a 25
años.Entre los participantes que tenían de 17 a 18
años, un 19.4 por ciento presentaba problemas con el alcohol y un 18.2
por ciento padecía depresión severa.Cuando tenían
de 20 a 21 años el 22.4 por ciento de los individuos presentaba
desórdenes alcohólicos y el 18.2 por ciento
depresión.En el último tramo de edad, de 24 a 25
años, el 13.6 por ciento de los individuos tenía problemas con el
alcohol y el 13.8 por ciento padecía depresión.En
todas las edades estudiadas, el abuso de alcohol estaba relacionado con
un incremento del riesgo de sufrir depresión
severa.Los individuos con dependencia alcohólica
tenían una probabilidad 1.9 veces mayor de desarrollar una depresión
severa en comparación con los que no bebían.Los
investigadores destacan la asociación unidireccional entre abuso del
alcohol y depresión, que no existe en sentido
contrario.Los mecanismos subyacentes a la
activación de esta asociación no están claros, pero los investigadores
consideran que puede deberse a procesos genéticos en los que el alcohol
aumenta el riesgo de padecer depresión.El equipo
también apunta que la probabilidad de padecer una depresión es mayor
debido al estrés que sufre una persona alcohólica, que puede tener
problemas sociales, financieros e incluso legales.
Paralelamente, científicos de Estados Unidos han descubierto que las mujeres con
diabetes tienen un riesgo "significativamente mayor" que las sanas de
padecer una depresión durante el embarazo o tras el
parto.Así lo afirmó el mes pasado el equipo investigador de
la Escuela de Medicina de Harvard y del Centro de Ciudados Harvard Pilgrim, en
la publicación Journal of the American Medical Association
(JAMA).Según los científicos, del 10 al 12 por
ciento de las madres primerizas padecen una depresión durante el
periodo perinatal, que abarca desde los últimos meses del embarazo
hasta el año que sigue al nacimiento del bebé.Los
investigadores también indican que del 2 al 9 por ciento de los
embarazos se cursan con diabetes y que estudios anteriores han
demostrado una relación entre esa enfermedad y desórdenes depresivos en
la población adulta.Ahora, el equipo ha descubierto
que las mujeres con cualquier tipo de diabetes tienen un riesgo
significativamente mayor de padecer depresión durante el embarazo o
después del parto que el resto de madres.Para
llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron los datos
clínicos de 11,024 mujeres que dieron a luz entre julio de 2004 y
septiembre de 2006 y que estuvieron vinculadas a Medicaid, un programa
de asistencia sanitaria destinado a personas de bajos ingresos, desde
seis meses antes del parto hasta un año después del
alumbramiento.Frente al 8.5 por ciento de las
mujeres sanas que padecieron depresión durante el embarazo, la cifra
subía al 15.2 por ciento en las diagnosticadas de
diabetes.La depresión posparto afectó a un 5.9 por
ciento de las mujeres sanas y a un 9.6 por ciento de las madres con
diabetes."El embarazo y el periodo posparto
constituyen una época de mayor vulnerabilidad a la depresión. Ese
desorden tratable está muy poco diagnosticado y es importante dirigir
los esfuerzos de apoyo y detección a las mujeres que tienen mayores
riesgos", explican los autores.