La comida chatarra podría ser un tipo de adicción
No es una adicción, pero es similar a una, y está lejos de ser el único al que le pasa. La investigación de Kessler sugiere que millones de personas comparten lo que él llama "hiperalimentación condicionada", una obsesión que socava la fuerza de voluntad y lleva a comer alimentos con alto contenido de grasa y de azúcar incluso cuando no se tiene hambre.
Malena Perdomo, dietista y portavoz para los hispanos de la Asociación Dietética Americana, asegura que tanto los hábitos como el medio ambiente que rodea a la persona tienen que ver en cómo se alimenta. Por eso te da los siguientes consejos para contrarrestar la obsesión por la comida chatarra:
1) En tu trabajo limpia tu escritorio: Ante las largas jornadas de trabajo, si necesitas algún bocadillo, lo mejor es tener a la mano en recipientes: frutas secas, barras de cereales, nueces, palomitas de maíz, agua y jugos 100 por ciento naturales.
2) ¡No te dejes influenciar!: La presión de los compañeros de trabajo de ordenar comida rápida es tan poderosa que es fácil dejarse llevar. Debes estar listo para hacer frente a esto, quizá comunicándoles que estás cambiando tu dieta, utilizando notas en tu computadora recordándote que esta semana saldrás menos a comer, tener un calendario donde escribas cuántas veces has salido a comer, escribir lo que comiste y cuánto gastaste. Esto último es interesante para darte cuenta de que el gasto es grande y genera un problema de mucho peso.
3) En el carro: Deja en el carro los tenis para ir a caminar al parque o estar listo para trotar después de trabajar. Pon el maletín de hacer ejercicio en el asiento delantero para que te acuerdes de ir al gimnasio. No está demás poner una foto de cuando estabas delgado, para tener como meta regresar a ese cuerpo o una foto de tu modelo favorita, para que tengas ganas de cuidar lo que compras y comes.
4) Ten un plan alimenticio: Esto siempre sirve para evitar tentaciones y aprender a comer bien. Hay que tener un plan de comer a horas regulares, no saltar comidas principales como el desayuno, y comer balanceado (granos, proteínas, vegetales, una fruta y un vaso pequeño de leche sin grasa o yogurt). Si una persona come de todo un poco entonces estará más satisfecho.
5) Comer para vivir, no vivir para comer: Con esto significa que necesitamos ver a los alimentos como fuente de energía para poder trabajar y que el cuerpo trabaje y haga todo lo que tenemos que hacer para poder vivir. Lo peor es matarse de hambre, trabajar y después de parar de trabajar, entonces comer. Tiene que ser al reves. Ese cuerpo que vive sin gasolina todo el día para luego comer, tendrá mas apetito, más tentaciones, y estará más estresado.
6) Pon atención en lo que comes: Ya sea en un restaurante o en casa, al sentarse a la mesa es importante poner atención en la cantidad de alimentos que comes. Come porciones pequeñas, combina una fruta con esa hamburguesa, pide una ensalada con pollo asado, y ve cambiando poco a poco tu forma de comer hasta que se convierta en un hábito.
7) ¿En cuánto tiempo comes?: Si no sabes qué responder a esta pregunta o bien respondes que 20 minutos, no estás comiendo como se debe. Hoy en día comemos tan rápido, frente a la computadora, parados, en el auto, que no sabemos cuando estamos satisfechos. Hay que poner atencion, comer tranquilos, y poner atencion a la comida, tomar agua, toma 20 minutos de que el cerebro agarre la senal de que ha comido.
Y tú ¿has sentido obsesión por la comida chatarra?
En un libro que se publicará la próximamente, el ex jefe de la Administración de Medicinas y Alimentos trae a los consumidores la perturbadora conclusión de numerosos estudios sobre el cerebro: algunas personas realmente tienen más dificultades para resistirse a la comida no saludable.
Se trata de una manera nueva de mirar la epidemia de obesidad, estrategia que podría ayudar a estimular movimientos nuevos para revelar las calorías en menús de restaurantes o controlar los tamaños de las porciones.
"El sector de los alimentos ha descifrado lo que funciona. Ellos saben lo que impulsa a la gente a seguir comiendo", dijo Kessler a la AP. "Es la siguiente gran campaña de salud pública: cambiar la forma en que vemos la comida, y la industria alimentaria tiene que ser parte de ella", afirmó.
Dijo también que los culpables son los alimentos cargados con combinaciones de grasa, azúcar y sal, los cuales frecuentemente están tan procesados que uno ni siquiera tiene que masticar mucho. Quienes comen en exceso también deben asumir su responsabilidad y básicamente reentrenar a su cerebro para que resista al señuelo, advirtió.
"Tengo trajes de todas las tallas", escribió Kessler en "The End of Overeating" (El fin de comer en exceso).
Pero, "una vez que uno sabe qué es lo que está impulsando su comportamiento, uno puede dar los pasos necesarios" para cambiarlo, agrega. El punto en cuestión es de qué manera el cerebro es cebado por diferentes estímulos.
Algunos neurocientíficos reportan cada vez con mayor frecuencia que las combinaciones de grasa y azúcar en particular encienden la vía de transmisión de dopamina del cerebro -el punto de sensación de placer-, la misma senda que condiciona a la gente a ingerir alcohol y drogas.