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La paradoja de los inmigrantes que son antiinmigrantes

"Luce como un gesto autodestructivo: aplaudir a quien quiere acabar contigo. Sólo que, en la mayoría de los casos, los individuos que encarnan este fenómeno se creen excluidos de los blancos a los que sus líderes aluden, favorecidos, exceptuados: latinos que creen que sus condiciones los hacen distintos a otros latinos; mestizos que piensan que el racismo no los incluye a ellos; mujeres que piensan que juegan un rol especial en el discurso sexista".
Opinión
Periodista/especialista en narrativas de ficción y no ficción.
2022-10-06T14:04:35-04:00
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"Siempre será comprensible que uno se sorprenda al encontrarse a un inmigrante en las filas de un colectivo que pide que saquen a los inmigrantes". Crédito: The Associated Press

Es un fenómeno que se repite, pero que nadie puede terminar de normalizarlo proque es un absurdo en sí mismo, aunque luego podamos explicarlo:

Afroamericanos con banderas confederadas (las de los Estados que querían mantener el esclavismo); inmigrantes que apoyan líderes xenófobos; latinos que votan por consignas que los traten de basura y delincuentes; mujeres que aupan candidatos que las consideran un objeto solo útil si están dedicadas a la maternidad y al hogar; políticos que organizan al crecimiento de líderes cuyo discurso es la antipolítica.

A primeras de cambio, luce como un gesto autodestructivo: aplaudir a quien quiere acabar contigo. Sólo que, en la mayoría de los casos, los individuos que encarnan este fenómeno se creen excluidos de los blancos a los que sus líderes aluden, favorecidos, exceptuados: latinos que creen que sus condiciones los hacen distintos a otros latinos; mestizos que piensan que el racismo no los incluye a ellos; mujeres que piensan que juegan un rol especial en el discurso sexista.

Ha habido de estos fenómenos en los eventos más extremos: en la Alemania nazi había judíos que colaboraban con nazis; en la Cuba de Castro, algunos artistas disidentes, ya torturados o con la tortura por recibirlos, apoyaban al totalitarismo comunista que censuraba precisamente la libertad de creación y pensamiento. Sin ir muy lejos: cuántos italianos que perdieron su tierra y su familia en la guerra, acaban de votar por el partido que se inspira en los ideales de Benito Mussolini?

Es un fenómeno complejo. Por una parte, hay una dupla miedo-religiosidad que juega el mismo papel que ha jugado desde el principio de los tiempos: si yo pertenezco a algo más grande que mi propia existencia (que es de lo que se trata el instinto religioso per se, la necesidad del ser humano de que su existencia lo trascienda), estoy salvado, a diferencia de esos que no pertenecen al mismo grupo al que yo he decidido pertenecer.

De esa dupla salen esas posturas irracionales en las que, argumentando conceptos huecos como ley y orden o patria o muerte (no importa el color político o social, es un fenómeno que se repite indistintamente), te puedes encontrar a gente que ha abortado apoyando leyes antiaborto, o a homosexuales en cruzadas contra el matrimonio gay.

Por otra parte, sustentado en la misma ecuación miedo-religiosidad, está la más primitiva fenomenología política que suponen los caudillos (de nuevo, no importa su color político, se repite indistintamente en una u otra corriente), representando a grupos en quienes encienden emociones en contra de otros que hipotéticamente atentan contra la existencia misma de la identidad de los primeros. Son creencias que se vuelven fanáticas, aunque sus razones sean insostenibles, por su naturaleza religiosa: pertenecer a un grupo significa estar salvado de, en tanto que estar fuera puede representar caer en una metafórica hoguera.

Así, uno encuentra a inmigrantes que creen que como hay desorden migratorio, está bien que venga un gobernador y los engañe y los mande lejos; representantes que condenan toda orientación que no sea heterosexual y luego se termina descubriendo que ellos mismos son homosexuales; políticos que apoyan la "ley y el orden" pero promueven la muy obsoleta enmienda constitucional que pone en manos de civiles armas de manera indiscriminada y reciben fondos de la NRA.

Son fenomenologías frente a las cuales solo vale la sindéresis. La discusión carburada de emociones sólo enfurece y hace cegarse más a quienes irracionalmente las sostienen. No hay muestra de hechos que permita a un fanático caer en cuenta de sus falacias, si él mira en quien no pertenece a su grupo una amaneza para su religiosidad.

Sin embargo, siempre será comprensible que uno se sorprenda al encontrarse a un inmigrante en las filas de un colectivo que pide que saquen a los inmigrantes.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.


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