La esencia de la Navidad
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Por José Alfonso Almora
MIAMI, Florida - El Viernes Negro y el Lunes Cibernético o “Cybermonday” han quedado atrás; los datos indican que las ventas pre navideñas han sido suficientes para mostrar un estímulo a la economía, o al menos hacernos creer que las cosas marchan mejor aunque la interrogante es que niveles de endeudamiento personal seguimos alcanzando en una fiebre consumista que no es mala salvo cuando fuera de su límite seguimos poniendo a riesgo nuestra capacidad de gastos frente a la de ingresos y tras ellos en muchos casos todo un espíritu irreflexivo e irresponsable donde sentimos ser valorados en base a lo que tenemos, a lo que mostramos y no realmente por lo que somos como seres humanos.
En medio de una sociedad que avanza a pasos agigantados hacia el superficialismo y la materialización es bueno recordar el espíritu que estas fiestas resumen más allá de nuestras creencias religiosas. Es la época del año donde el mundo cristiano renueva ante todo su fe en el Creador, para aquellos creyentes y para los que no lo son o pertenecen a otras denominaciones la oportunidad de profundizar en valores familiares y humanos que siempre nos llevan a ser mejores como personas en el contexto social y privado que nos entorna de acuerdo a la circunstancia.
Siempre admiro en los hermanos judíos su defensa al valor y tradiciones y no se trata que la comunidad judía deje de consumir, al contrario son las comunidades judías en todo el mundo un motor impulsor de la economía y el capital financiero. Sin embargo saben dar el valor y la apreciación al origen de sus celebraciones o conmemoraciones ya sea e religioso o histórico y de tal forma lo transmiten de generación en generación.
En el mundo hispano donde tanto hablamos de herencia y tradiciones, valores y costumbres, hay una dicotomía, porque en ocasiones esos mismos preceptos no somos capaces de aplicarlos en festividades como la Navidad donde el consumismo sin control y el olvido a veces desmistificante y a todo propósito no hace otra cosa que desvirtuar el origen y razón de estas celebraciones.
Nos dejamos arrastrar en ocasiones por una corriente que nos presentan como novedosa y dejamos atrás la esencia de otra que traemos y que nos ofrece la oportunidad de renovarla cada temporada y adaptarla a nuestra realidad aunque el mensaje sigue siendo el mismo desde la primera Navidad.