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Coronavirus

El coronavirus en Latinoamérica 'convive' con otras 2 peligrosas enfermedades

Publicado 29 Abr 2020 – 01:59 PM EDT | Actualizado 29 Abr 2020 – 01:59 PM EDT
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El coronavirus (COVID-19) llegó a Latinoamérica el 26 de febrero de 2020. En aquel entonces, se reveló el primer caso en Brasil, y aunque el comprensible temor colectivo se hizo presente gracias a las noticias globales en días previos, la respuesta general fue más enfocada al escepticismo, a la comedia involuntaria y a la premura de retos "mayores".

Las semanas posteriores al primer caso, se dio por sentado que el COVID-19 era una amenaza implacable para los sistemas de salud en la región. Factores como la desigualdad, el conservadurismo y la marginación fueron tan letales como familiares ante otros virus presentes y "permanentes" desde hace años.

Para expertos como el doctor Alfonso Rodríguez Morales —académico de salud pública en la Universidad Tecnológica de Pereira en Colombia— no puede decirse que la novedosa enfermedad que tuvo sus primeros brotes en China haya generado una "pandemia" en América Latina, en realidad llegó para agravar las sindemias arraigadas.

El término "sindemia" según la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace referencia a la situación de un país en el que conviven simultáneamente varias epidemias.

Ahora bien, Rodríguez recapitula en diversas partes de su bibliografía, otras enfermedades virales con grandes cifras de contagio en América Latina: sarampión y dengue, mismas que para agravar los eventos vigentes, tienen síntomas muy parecidos al coronavirus.

Así como las primeras señales de presencia de COVID-19 (o SARS-COV2) se manifiestan a nivel físico con fiebre, tos seca, dificultad para respirar, dolor muscular y dolor de garganta; la picadura de un mosquito del género Aedes infectado con dengue, desencadenará los mismos síntomas en el portador afectado.

Como añadidura a lo anterior, las manifestaciones citadas se atribuyen en igual medida al sarampión, el cual hasta hace poco podía distinguirse en los cuadros médicos gracias a las pequeñas úlceras dérmicas y manchas que produce. No obstante, dichos indicios en la piel, también son susceptibles al dengue y al coronavirus gracias a pequeñas erupciones en la piel, propensas en niños y adolescentes (al menos al nivel de las extremidades).

Las tres enfermedades representan dos grandes conflictos a nivel LatAm en épocas de coronavirus. Especialistas como el doctor Samuel Ponce de León Rosales —de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)— citan puntualmente los mayores peligros: coinfección y recaídas severas.

Se habla de coinfecciones cuando una sola persona lucha contra dos enfermedades virales al mismo tiempo, por ejemplo, coronavirus y dengue, o coronavirus e influenza. En este punto, la evolución de la enfermedad puede arrojar un cuadro más complicado, abriendo la posibilidad a mutaciones y contagios más severos para el resto de la población.

Por otro lado, así como la OMS destaca que no hay pruebas contundentes para desestimar la recaída en un paciente ya recuperado de coronavirus, la respuesta inmune cruzada sería una realidad tanto para el dengue como para el sarampión, es decir, cualquiera que haya pasado por esas enfermedades antes, está expuesto a contraerlas de nueva cuenta, casi siempre de una forma más letal.

Por ahora, de acuerdo a la Organización Panamericana de Salud (OPS), las cifras más alzadas en sarampión residen en Venezuela, Brasil y Estados Unidos, naciones que alojan el 70% de los 28,058 casos confirmados en todo el continente. Los reportes ponderan los reportes asimilados entre el 2017 y el 2019, así que a estas alturas es un hecho que aunque la tendencia se mantiene, hay muchos más pacientes registrados.

Respecto al dengue, Brasil es el país con más personas infectadas: 2,226,865. Le siguen México al registrar 268,458 casos para finales de 2019 y Nicaragua con 186,173. De nuevo: se pronostican mayores contagios para mediados de 2020.

Es imprescindible implementar políticas púbicas en la región latinoamericana, todas aquellas que prioricen el abastecimiento de equipo médico, investigaciones puntuales y atención hospitalaria deben pasar a ser de primera agenda para cualquier jefe de Estado.

De otra forma, el coronavirus sólo llegará a evidenciar la carencia y la corrupción de corte añejo, en donde como siempre, los sectores más vulnerables pagarán el mayor precio.

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