Yemel Nacel, amor y odio
Por Peniley Ramírez y Gerardo Reyes
Durante más de una década, Carlos Lehder traficó droga utilizando como enlace a su primera esposa, una mujer cubanoamericana llamada Yemel Nacel
“¿Y si me caso con Yemel?’’, preguntó de la nada Carlos Lehder a su amigo George Jung en un hotel en Toronto, en febrero de 1977. La pregunta resultó un poco extraña para Jung porque en esos días el tema dominante no eran las mujeres sino las drogas. Ambos socios estaban allí para planear sus primeros envíos de cocaína en avión. Jung dijo que le parecía genial, porque era una joven hermosa y agradable.
Yemel Nacel era una preciosa mujer de ojos grandes y baja estatura, nacida en Nueva York, de padres cubanos y de ascendencia árabe, que estaba profundamente enamorada de Lehder.
Cuando Lehder le preguntó a su socio, originario de Boston, qué opinaba de una boda con Nacel, el joven traficante colombiano y su socio Jung estaban alojados en el Holiday Inn en el centro de Toronto. Llevaban unas semanas reuniéndose con pilotos y posibles colaboradores para poner a andar lo que sería un nuevo modelo de tráfico de cocaína a Estados Unidos, la era del aire del narcotráfico. La alternativa llegó a convertirse en pocos años en corredor principal de suministro de estupefacientes a los mercados estadounidenses.
“Yo solo era una estudiante universitaria en el City College de Nueva York. Él era camarero en Long Island el restaurante alemán Carl Hoppl”, dijo Nacel años más tarde en una entrevista con la prensa canadiense al recordar el momento. Ambos se conocieron en ese restaurante.
Nacel estaba enamorada de Lehder desde que era una adolescente, antes de que él fuera detenido y condenado a prisión por primera vez en 1974 en Danbury, Connecticut, por tráfico de marihuana.
“Ella estaba loca por él, era el gran amor de su vida”, dijo a Univision un pariente político de Nacel, quien pidió ser identificado como José, sin mencionar su apellido.
Lehder y Nacel siguieron en contacto mientras él cumplía prisión en Danbury y después, cuando viajó a Colombia deportado de Estados Unidos. Lehder regresó a Canadá cumpliendo la promesa que le había hecho a su socio Jung de inundar a Estados Unidos de cocaína. Desde Toronto, el colombiano, de 30 años, llamó a Nacel a Nueva York y ella voló al día siguiente. Se hicieron análisis de sangre y buscaron en una guía telefónica un juez de paz. Unas horas más tarde se casaron en la casa del juez, en la zona de recreación de Mississauga, cerca del Aeropuerto Internacional Pearson, reportó años más tarde Toronto Star, el periódico de mayor tiraje en Canadá.
El sitio donde se celebró la boda era el sótano de la casa del juez, escribió el periodista Bruce Porter. Hubo un altar improvisado, un ramo de flores que llevó Jung, la “Marcha nupcial” de Mendelssohn en un tocadiscos, Jung y la esposa del juez como testigos.
“Dos horas más tarde, la feliz pareja se dirigió a Montreal para su luna de miel, y George se fue en avión para encargarse de recoger la cocaína”, dice el libro Blow, de Porter.
Nacel y Lehder celebraron con champaña, en Canadá, mientras Jung viajaba a recoger 50 kilos de cocaína a Miami, para guardarlos después en Boston. El certificado de matrimonio estaba fechado el 17 de febrero de 1977.
Lehder tenía doble ciudadanía, por su madre colombiana y su padre alemán. El pasaporte alemán fue usado varias veces para viajar a Canadá, según reportó el Toronto Star. Durante el juicio contra el colombiano, en 1987, se reveló que Lehder volaba desde Colombia y Panamá para reunirse con contactos estadounidenses en Montreal y Toronto.
En el registro del matrimonio con Nacel, Lehder escribió como ocupación “importador”, según explicaron los fiscales años más tarde en su juicio en Florida como capo de la droga del cartel de Medellín.
Nacel declaró a la prensa de Canadá que su esposo empezó como lavaplatos, pero que al momento de la boda “le estaba yendo un poco mejor, como exportador e importador de autos”. En un juicio posterior se demostró que algunos de los carros eran robados.
Dos décadas después, Nacel fue acusada de conspirar con Lehder para traficar cocaína desde Colombia. Se declaró culpable y la condenaron a cuatro años de prisión. Su abogado en Florida dijo al tribunal que “su parte en este caso proviene principalmente de su imprudencia al casarse con la persona equivocada”.
Lehder fue condenado en 1988 a cadena perpetua, más 135 años de prisión por introducir a Estados Unidos tres toneladas de cocaína. Durante su juicio, el fiscal que lo investigó, Ernst Mueller confirmó la historia de Nacel. “No tengo ninguna duda de que su relación original con Carlos Lehder se debió a un romance y no a otras razones, de hecho, creo que todavía siente algo de amor por el hombre”.
Nacel, en efecto, amó a Lehder toda su vida, dijo a Univision su familiar José. “Cuando se casaron, ella vendió todo lo que tenía, su carro y sus cosas, para darle dinero, porque él no tenía nada. Ella siempre lo quiso”, dijo. La relación pasional entre ambos duraría por lo menos 20 años.
Un contacto en Nueva York
Cuando Lehder salió de la cárcel de Danbury, Nacel estudiaba en New York. Después de la boda, el esposo ingresó sin documentos a Estados Unidos a través de los bosques de Canadá y la esposa lo aguardaba al otro lado de la frontera, con su amigo Jung. “Carlos amaba Canadá”, dijo Nacel en una entrevista en 1988 al Toronto Star.
Luego viajaron en auto Nacel, Jung y Lehder, desde la frontera canadiense hasta el barrio de Riverside en Nueva York donde vivía la familia política de ella. El principal contacto allí era Humberto Loyos, a quien le llamaban “El Viejo Willy”. Hoyos era un traficante de drogas colombiano, contacto local de otros distribuidores de cocaína en la ciudad como Griselda Blanco. Su pareja era una mujer cubana llamada Marta Calderón, la madre de José.
“Willy era mi padrastro. Yo conocí a Lehder un día que estábamos ahí en la casa en Riverside y llegó Yemel a presentarle a Willy a Lehder y a decirle a él y a mi mamá que era su esposo”, dijo José en entrevista con Univision.
Según este testimonio, Nacel, Lehder y Jung habrían pedido a José 70 mil dólares prestados para pagar un primer envío de cocaína desde Colombia hacia Estados Unidos. “Willy se los prestó,
con el acuerdo de que una parte de la droga era para él y que Lehder se la iba a dar al precio de allá abajo, de Colombia, no al precio de aquí de Estados Unidos”, relató José.
Durante varios meses Nacel participó en envíos de droga con Lehder y Jung, que llegaron primero a Boston y luego a Cabo San Lucas, en México. “Parecía que podía mover parte del producto solo en Cabo, sin siquiera llamar a su hombre en Los Ángeles todavía”, dijo Jung, según el libro de Porter.
En los meses siguientes, idearon un paso de droga a través de Bahamas. “Podemos pasar la noche en Nassau. Puedo usar Bahamas como base y llevar el material a Estados Unidos desde allí”, habría dicho Lehder.
En esta vía, la cocaína salía desde Colombia, recargaban combustible en Bahamas y luego llevaban la droga a Florida.
Lehder y Jung acordaron que Barry Kane, un conocido de Jung con quien se habían reunido en Toronto, sería el piloto. En los meses siguientes, dice el libro de Porter, Yemel se convirtió en una “mensajera regular” y Jung siguió transportando algunos envíos de droga a Queens, Nueva York, con ganancias de unos 50 mil dólares mensuales.
La reunión con Kane en Toronto ocurrió a finales de 1976, según registros judiciales. En el Holiday Inn del centro de esa ciudad, Kane le habría explicado a Lehder las ventajas del tráfico aéreo. Después de eso, en el año siguiente Kane habría llevado 200 kilogramos de cocaína de Colombia a Florida, vía Bahamas.
“Para entregar la mercancía, compró frascos de Coffemate de 32 onzas, le quitaba el sello de papel debajo de la tapa, los llenaba con cocaína, un poco menos de un kilo, y luego pegaba el sello de nuevo”, escribió Porter. Jung llevaba una bolsa de supermercado, con otros productos, además del frasco, y lo dejaba en el maletero de un auto donde el comprador lo recogía más tarde.
Durante esos días en Canadá, relató Jung según el libro de Porter, Lehder hacía cuentas constantemente acerca de cuánta droga podían enviar en uno u otro avión, y planeaba dónde podían comprar aviones. “Mira Carlos”, le decía Jung, “en Estados Unidos haces negocios y luego te tomas un tiempo libre, vives tu vida. Tenía una verdadera mentalidad alemana”.
Según Blow, el libro de Porter, Nacel participaba en los traslados de la droga. En esos últimos años de la década de 1970, la relación entre Nacel, Jung y Lehder era muy estrecha. Lehder compraba autos en efectivo y le obsesionaba viajar a aeropuertos locales y mirar si serían adecuados para sus aterrizajes con droga. A Jung le preocupaba que su amigo era ostentoso con su dinero, escribió Porter.
Años después, Nacel fue acusada de una participación menor en esa etapa intensa de trasiego a través de Miami: ayudar a contar parte del dinero de Lehder en 1978 en Beverly Hills, California.
Vida en Miami
En mayo de 1977, un mes después de la boda en Toronto, Jung, Lehder y Nacel se instalaron en Miami. Primero se hospedaron en un hotel lleno de delincuentes, traficantes de drogas y prostitutas en La Pequeña Habana. Después, se mudaron a Miami Beach. Porter cuenta que para Jung era cada vez más difícil tratar con la pareja.
Vivieron en el condominio Ocean Pavillion de la avenida Collins en Miami, según documentos judiciales. “Yemel venía a mi casa a quejarse de Lehder, lloraba mucho cuando peleaba con él y mi mamá era la única persona en la ciudad en quien ella confiaba”, dijo José, quien para entonces ya vivía también en Miami, con su padrastro Willy y su madre, Marta.
En una ocasión, Jung regresó al departamento en Miami Beach y encontró sillas y lámparas destrozadas, el sofá volcado y un desorden por todos lados. Yemel lloraba en el cuarto y Carlos miraba afuera desde el balcón, muy molesto. Jung supo entonces que ella le confesó a Lehder haber tenido un romance con una mujer.
“Mi mamá la regañó. Le dijo que por qué ella le había dicho que había estado con otras personas, que eso no se decía”, recordó José.
Supuestamente, Nacel le confesó a Lehder que durante el tiempo que él estuvo en prisión, ella tuvo amoríos con una mujer de origen dominicano y varios hombres en Nueva York. Una hija de Nacel, quien fue contactada por Univision para este artículo, no aceptó una entrevista ni dio detalles sobre la relación de su madre con Lehder.
Poco después, Jung empezó a tener reservas sobre su socio. Comenzó a creer que el colombiano había insistido en que viviera con él y su esposa porque quería conocer el nombre del contacto estadounidense de Jung en Los Ángeles, quien compraba la droga.
“Si sabían el contacto al que le estaba vendiendo, ¿por qué lo necesitarían? Venderían la droga directamente. A medida que aumentaron las cargas, esto podría significar millones y millones. ¿Por qué darle esto a George si no tenían que hacerlo?”, escribió Porter.
El acercamiento de Nacel en esos días convulsos de la relación entre ella y Lehder también alarmaba a Jung. Era una mujer hermosa y tentadora, dijo Jung a Porter, y le preocupaba que Lehder se pusiera celoso si la veía demasiado cercana a Jung. Ella buscaba a Jung para hablar de sus problemas amorosos, pero él aseguró a Porter que la rechazaba.
José recordó que en una ocasión cuando Jung y Lehder tuvieron discusiones, el estadounidense fue a quedarse en su casa. Poco después, la madre de José decidió presentar a Jung con su hermana, Mirta, quien vivía en Nueva York. Ambas mujeres eran cubanas, como Nacel. Mirta había nacido en Cuba, en la provincia de Camagüey. Poco después, Mirta conoció a Jung y se casaron y empezó a usar el apellido de su marido.
José asegura que además del altercado por las relaciones de Nacel, hubo otro motivo de separación. “Ella no podía salir embarazada. Él quería tener un hijo, pero ella no pudo. No se sabe por qué, y eso los separó” dijo José.
En 1980 o 1981, en los documentos públicos no queda clara la fecha, Lehder viajó a Haití y se divorció de Nacel sin que ella lo supiera. Ella estaba muy triste cuando se enteró, pero él no la dejó desamparada, dijo José. El narcotraficante le dejó dinero, un cargamento de droga, un auto y una propiedad.
Algunos reportes de prensa de la época indican que Lehder se volvió a casar y que había sido pareja de Dawn Vesco, hija del fugitivo financiero estadounidense Robert Vesco.
Durante los años siguientes, según José, Nacel y Lehder mantuvieron la comunicación. Primero ella lo visitó varias veces en Norman’s Cay, la isla en Bahamas que Lehder controlaba para los envíos de droga, y luego siguieron hablando por teléfono cuando él regresó a Colombia, en los
años previos a su arresto y extradición. José dijo que recibió llamadas de su prima desde Colombia a donde la había llevado Lehder para conocer su país.
Agrego José que Nacel intentó hacer negocios primero en un restaurante y luego en bienes raíces con el dinero que Lehder le había dejado, pero fracasó o fue estafada en todos sus intentos. Tuvo varias parejas y un hijo, pero ninguna relación formal después de su separación de Lehder.
Una testigo hostil
Era abril de 1989. La prensa en Miami publicaba que Nacel había sido encarcelada. La identificaban como “la esposa de Carlos Lehder” aunque la pareja se había divorciado una década antes.
Lehder había sido extraditado a Estados Unidos desde Colombia en 1987 y después de su juicio, que duró siete meses y medio, se abrió otro caso judicial al que los fiscales llamaron “Hijo de Lehder”. En ese segundo caso estaban acusadas 31 personas, cuyas supuestas actividades criminales se habían expuesto durante el proceso de Lehder. Nacel estaba en ese grupo, según la acusación.
Entre los acusados del caso “Hijo de Lehder”, Nacel fue una de las que más atención recibió de la prensa. Estaba acusada de conspirar con Lehder para traficar cocaína hacia Estados Unidos, antes y después de que él fue detenido y extraditado.
En el momento cuando transcurrió el juicio de Lehder, Nacel vivía en Nueva York y tenía un hijo de tres años de edad, dijo ella al diario Toronto Star.
El fiscal, Robert Mueller dijo a la prensa que una semana antes del arresto de Lehder en Colombia, en febrero de 1987, Nacel se había reunido con agentes encubiertos de la DEA, en Nueva York.
Mueller relató que Nacel había confirmado a la DEA que seguía en contacto con Lehder, en Colombia, y que podía entregar cocaína que él enviaba por 20,000 dólares por kilo en Nueva York o 18,000 dólares en San Diego.
Los fiscales dijeron que ella siguió vendiendo cocaína de Lehder en Nueva York, aún después de la extradición de su exesposo. El fiscal dijo en una audiencia que Nacel vendió 151 gramos de
cocaína al informante por 4,000 dólares, sólo 16 días después del arresto de Lehder en 1987. Supuestamente, vendió otros 156 gramos dos meses después.
“Ella estaba negociando una transacción de 500 kilogramos. Dijo que lo discutiría con Lehder. Al final no lo vio, porque él no quiso recibirla (en la cárcel)”, dijo Mueller.
Cuando la arrestaron, asignaron a Nacel un abogado de la corte y pudo salir con fianza, que garantizó con un apartamento propiedad de su hermana en Miami. El fiscal Ernst Mueller se oponía, alegando que podía escapar porque “tiene contactos en Cuba”, relató el diario El Nuevo Herald.
José asegura que Mueller se ensañó con Nacel porque ella no quería testificar contra Lehder durante su juicio. “La consideraron una testigo hostil”, aseguró José.
Los periodistas que cubrieron su audiencia describieron a Nacel como una mujer “demacrada y temblorosa, que a veces usaba un inhalador para el asma”. Ella declaró que no tenía dinero ni para un boleto de avión y que vivía de la beneficencia.
En noviembre de 1989, fue condenada a cuatro años de prisión, después de haberse declarado culpable de traficar al menos cinco kilogramos de cocaína hacia Estados Unidos. En ese momento, tenía 34 años. Su relación con Lehder cumplía ya casi dos décadas. Cuatro años eran bastante menos que la pena que la prensa había pronosticado para la mujer, que podría ser de 15 años y una multa de cuatro millones de dólares.
“Realmente lamento cualquier participación que tuve en el negocio de la cocaína”, dijo Nacel al juez. “Mi matrimonio con Carlos Lehder no fue lo que parece. Estaba tratando de ser una buena esposa y principalmente me expuso a la mayor parte de lo que ha sucedido”.
Ahora, los hijos de Nacel viven nuevamente en Nueva York. Ella falleció en 2006. Uno de sus sobrinos dijo a Univision que su historia con Lehder sigue siendo un capítulo que marcó a toda la familia.
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