Resulta muy interesante conocer el papel de los astros en nuestra vida según los ciclos que estamos atravesando, y realmente sorprende su influencia dentro de cada etapa que nos toca vivir, desde el nacimiento, la infancia, niñez, adolescencia, madurez y edad adulta hasta los últimos años de la vida. Crédito: Shutterstock
La infancia está regida por la Luna hasta comenzar la escuela
La Luna es el cuerpo astral que rige las emociones, de ahí que los primeros meses y los primeros años antes de empezar a hablar e ir a la escuela está regido por la Luna y determina las reacciones iniciales durante ese período de la vida. Los primeros reflejos con incondicionados, o sea, nacen ya con el bebé y a partir de ellos se van creando los reflejos condicionados. Crédito: Shutterstock
La Luna es el cuerpo astral que rige las emociones, de ahí que los primeros meses y los primeros años antes de empezar a hablar e ir a la escuela está regido por la Luna y determina las reacciones iniciales durante ese período de la vida. Los primeros reflejos con incondicionados, o sea, nacen ya con el bebé y a partir de ellos se van creando los reflejos condicionados. Crédito: Shutterstock
El comienzo del aprendizaje en la infancia está regido por Mercurio
El planeta Mercurio rige las comunicaciones y la expresión en general. Cuando el bebé empieza a hablar y luego a dar sus primeros pasos dentro de la escuela su aprendizaje se encuentra bajo la égida de Mercurio y de ahí la facilidad de expresión y comunicación que le acompañará el resto de su vida. Crédito: Shutterstock
El planeta Mercurio rige las comunicaciones y la expresión en general. Cuando el bebé empieza a hablar y luego a dar sus primeros pasos dentro de la escuela su aprendizaje se encuentra bajo la égida de Mercurio y de ahí la facilidad de expresión y comunicación que le acompañará el resto de su vida. Crédito: Shutterstock
La adolescencia está regida por Venus
Venus se considera el planeta del amor y cuando se entra en la pubertad y el período de la adolescencia empieza a sentirse la sexualidad y manifestarse en cada joven. Es el ciclo regido por Venus en que la pasión impera, se idealiza el amor, es el tiempo para vivir las fantasías tipo “Romeo y Julieta”, los llamados “sueños de juventud”, el momento en que cometemos las llamadas “locuras de amor”. Crédito: Shutterstock
Venus se considera el planeta del amor y cuando se entra en la pubertad y el período de la adolescencia empieza a sentirse la sexualidad y manifestarse en cada joven. Es el ciclo regido por Venus en que la pasión impera, se idealiza el amor, es el tiempo para vivir las fantasías tipo “Romeo y Julieta”, los llamados “sueños de juventud”, el momento en que cometemos las llamadas “locuras de amor”. Crédito: Shutterstock
La segunda parte de la juventud por Marte
Una vez que se va desarrollando la juventud y disponemos de una energía inagotable, el planeta que nos rige es Marte. Son los años en que podemos estar días y noches sin dormir y no nos cansamos, el tiempo de las grandes aventuras físicas, los excesos inclusive, el ciclo ideal para participar en competencias deportivas, correr riesgos, escalar montañas, atreverse a entrar en negocios osados. Crédito: Shutterstock
Una vez que se va desarrollando la juventud y disponemos de una energía inagotable, el planeta que nos rige es Marte. Son los años en que podemos estar días y noches sin dormir y no nos cansamos, el tiempo de las grandes aventuras físicas, los excesos inclusive, el ciclo ideal para participar en competencias deportivas, correr riesgos, escalar montañas, atreverse a entrar en negocios osados. Crédito: Shutterstock
Es en esta fase en que debemos integrar todo lo anterior, la sensibilidad y emociones dadas por la Luna y el Sol, el carisma de Venus y la decisión y coraje de Marte para entrar en una edad adulta madura en la que todo se equilibra. Aprovechando lo mejor de lo que se haya aprendido desarrollamos nuestro potencial. Crédito: Shutterstock
La ancianidad está regida por Saturno
La última fase de la vida, las llamadas tercera y cuarta edad, el ciclo que nos convierte en ancianos según pasan los años, está regido por el planeta Saturno, el gran maestro, el que indica el Karma, el aprendizaje que hemos logrado en la vida. Crédito: Shutterstock
La última fase de la vida, las llamadas tercera y cuarta edad, el ciclo que nos convierte en ancianos según pasan los años, está regido por el planeta Saturno, el gran maestro, el que indica el Karma, el aprendizaje que hemos logrado en la vida. Crédito: Shutterstock
Nos prepara para la transición final en la que terminamos nuestro paso por el mundo. Cuando se llega a estos años con madurez, auto confianza y auto estima, seguridad y dignidad entonces ese período de la vida, contrario a lo que muchos podrían pensar, se vuelve muy creativo, interesante y un verdadero ejemplo para los demás. Crédito: Shutterstock
Por esa razón suele decirse que “no importa la edad”. Hay quienes a los 40 años ya asumen actitudes de personas de 80 y otros que a los 80 mantienen la misma vitalidad, alegría y optimismo, deseos de vivir, servir y ser útil a los demás con la misma intensidad que podrían haberlo hecho muchos años atrás. Crédito: Shutterstock
El papel de Urano, Neptuno y el planetoide Plutón
Estos planetas se descubrieron después del conocimiento tradicional de los anteriores y siguen siendo punto de debate y discusión entre los astrólogos contemporáneos respecto al rol que desempeñan en los diferentes ciclos de la vida. Crédito: Shutterstock
Estos planetas se descubrieron después del conocimiento tradicional de los anteriores y siguen siendo punto de debate y discusión entre los astrólogos contemporáneos respecto al rol que desempeñan en los diferentes ciclos de la vida. Crédito: Shutterstock
Neptuno marca esa cualidad sensible de soñar, el temperamento poético y la fantasía, otros ejemplos de lo que puede acompañarnos en todas las etapas, mientras el planetoide Plutón nos indica nuestra realidad la importancia de vivir cada día como si fuera el último de nuestras vidas, pero también como si tuviéramos toda la eternidad para vivirlo. Ese es el justo medio de las cosas. Crédito: Shutterstock
Como vemos, según transcurre nuestra vida, el impacto de cada astro es diferente, pero muy marcado y si logramos equilibrarlo de modo tal que seamos realistas, sin dejar de soñar, entonces habremos logrado la fórmula perfecta: “actuar con los pies sobre la tierra para resolver las cuestiones prácticas de la vida mientras la equilibramos con la cabeza en lo alto para no dejar de soñar y dirigir nuestra mirada a lo sublime y poético. Crédito: Shutterstock