Los narcotraficantes que fungieron como fuentes encubiertas de la DEA (agencia antinarcóticos estadounidense) en el caso de los sobrinos de la pareja presidencial venezolana, Franqui Francisco Flores de Freitas y Efraín Antonio Campo Flores, ofrecieron nuevos detalles de los encuentros que sostuvieron para planificar el envío de cocaína desde Venezuela hasta Honduras y Estados Unidos. También volvió a declarar el agente especial, Sandalio González encargado del seguimiento y la entrevista de los acusados en el avión que los llevó a una prisión en Estados Unidos, en noviembre de 2015.
Piezas del rompecabezas se engranan en caso de narcotráfico y sobrinos de Maduro
Los informantes de la DEA contaron cómo los familiares de la presidencia venezolana los recibieron en un edificio fuertemente custodiado e hicieron escoltar por Caracas con policías armados

Con la transcripción oficial de sus declaraciones en la Corte del Distrito Sur de Nueva York reconstruimos el gráfico de quién es quién en esta historia y qué hicieron.
Durante dos días, dos mexicanos y un colombiano, identificados como “CS” (fuentes confidenciales de la DEA) contaron cómo lograron recabar audios, fotos y videos en las reuniones con los primos Flores, durante la fase de evacuación de pruebas del juicio. Pese a que salió a relucir el nombre del hermano de la primera dama, Bladimir Flores, y que los narcotraficantes confesos dieron a conocer que contaron con la protección de guardaespaldas armados y policías para sus traslados en Caracas, los poderes públicos venezolanos guardan silencio.
Mire aquí el quién es quién en este caso y cómo seis encuentros bastaron para atrapar a los primos Flores
Frente a frente en el juicio
Vestidos con el traje carcelario azul grisáceo de drill, con sus muñecas libres de esposas y calzados con zapatos de suela blanca, los sobrinos de la pareja presidencial venezolana, Francisco Franqui Flores de Freitas y Efraín Antonio Campo Flores, llegaron el pasado jueves y viernes a la audiencia de evaluación de las pruebas que hay en su contra, en la acusación de planificación de tráfico de cocaína hacia Estados Unidos.
Campo Flores ya no llora, como lo hizo en la audiencia de presentación del 17 de diciembre de 2015 cuando se declararon “no culpables”. Esta vez, ante la Corte del Distrito Sur de Nueva York se limita a mirar y escuchar con inquietud mientras la traductora hace su trabajo. Separa la mirada del estrado solo para fijarla en sus manos, entrelazadas sobre sus piernas. Sonríe e intercambia frases con sus abogados un par de veces.
En cambio su primo, Flores de Freitas, frunce los labios y arquea las cejas, en una expresión desafiante. Tiene la mirada clavada en los testigos. Por primera vez desde que se conocen e interactúan (finales de 2015) se miran, aunque ya no están tan cerca como en sus encuentros en San Pedro Sula y Caracas. No hay tanta intimidad como la del edificio donde revisaron la calidad de un supuesto kilo de cocaína. Según los testimonios que los inculpan, todos los encuentros se dirigían a planificar el envío de cocaína desde Venezuela hacia Honduras y la costa este de Estados Unidos, según contaron con detalle los narcotraficantes, que resultaron fuentes confidenciales de la DEA (la agencia antinarcóticos de Estados Unidos).
Los sobrinos de Cilia Flores llegaron apoyados en su dream team de defensores . Randall Jackson, John Zack y Joanna Wright —recién integrada al equipo—, abogados de la firma neoyorkina Boies, Schiller & Flexner LLP, defienden a Campo Flores. Michael Mann, David Rody y Elizabeth Espinosa, del bufete Sidley Austin, representan a Flores de Freitas. El equipo de profesionales lucía confiado y bien preparado para usar toda su fuerza en desmontar las pruebas que la Fiscalía estadounidense presenta contra los detenidos.
La defensa enfiló hacia las posibles fallas en el procedimiento practicado por la DEA en Haití y a minar la credibilidad de las fuentes confidenciales CS-1 y CS2. Ambos están siendo procesados por los delitos de llevar drogas a Estados Unidos, distribuirla y mentirle a la DEA, luego de haber acordado las actividades encubiertas que reducirían sus penas. CS-1 y CS-2 llevaban un negocio de ventas paralelo a su trabajo como informantes de la agencia antidrogas estadounidense, razón por la que están presos nuevamente desde diciembre de 2015.
Los defensores insistieron en comprobar que si los informantes ocultaron a la DEA su negocio particular de tráfico de drogas, pudieron haber mentido u ocultado información sobre las negociaciones con Campo Flores y Flores de Freitas. La repetición en este punto fue tal que hacia el final de la segunda audiencia el juez Crotty llamó la atención al grupo de abogados.
Pero ¿qué dijo cada uno para comprometer a los flores?
González: El agente especial que habla español
El agente González negó en todo momento que la DEA haya participado en el arresto en Puerto Príncipe, Haití, y que haya ejercido presiones para que los acusados se declararan culpables. Indicó que ninguno de los agentes portaba armas de fuego en el avión, para responder a la tesis de la defensa que sostiene que ambos acusados se sintieron aterrados. Dijo que ambos acusados firmaron la renuncia a sus derechos "a guardar silencio" voluntariamente, y que Campo Flores dijo que era abogado. Fue el único que se comunicó en español con los detenidos.
Contó también que, al aterrizar en Nueva York, Campo pidió hacer una llamada, derecho que le fue negado antes, en Haití. Según González, no quiso hablar con su esposa, sino con su suegro. “Fue muy emocional, Campo habló con su familia. Él fue muy agradecido y comentaba lo bien que lo habíamos tratado, No esperaba, obviamente, ser tratado de esa forma”, declaró. Flores, por su parte, no quiso llamar a su familia.
Con el testimonio anterior de González y los documentos de Fiscalía se reconstruyó: seis encuentros y 37 días le bastaron a la DEA para apresar a los sobrinos del presidente Nicolás Maduro.
Cs1: Deslumbrar a sus futuros socios
CS1, mejor conocido como “El Mexicano”, trafica con drogas desde 1991. Es un hombre moreno, corpulento y de corta estatura. Habla en español, con un ligero acento mexicano y con un tono de voz suave, casi servicial. Viste el mismo traje de presidiario que los primos. Para entrar al círculo de los sobrinos Flores se hizo pasar por una importante autoridad del Cártel de Sinaloa. Antes de sentarse en el banquillo, la DEA le advirtió que mentirles nuevamente podría traerle serios problemas.
Describió las cuatro reuniones que tuvo con los primos Flores en Caracas; aseguró que tres de ellas se dieron en un edificio propiedad de Efraín Campo Flores. “Él mencionó que era de él”, defendió y agregó que este inmueble siempre estaba custodiado por entre siete y ocho escoltas armados “por la seguridad de los señores Flores y Francisco (SIC)”.
En este edificio CS1 fotografió a Campo Flores manipulando el célebre bloque de presunta cocaína. “Era cocaína, era cocaína. Yo la vi, la olí y la toqué”, respondió CS1 a las dudas que trató de establecer Jackson sobre la naturaleza del producto, como cuarto argumento.
—¿Recuerda que, durante una reunión con la DEA, usted dijo que era imposible determinar el porcentaje de pureza de la cocaína sin practicarle un examen químico profesional? —cuestionó el abogado.
—Si tú no haces una prueba química, no será posible determinar la pureza. Pero basado en mi propia experiencia puedo decir que esa era cocaína de excelente calidad (...) ellos me dijeron que esa era la calidad que íbamos a tener, que ellos siempre trabajaban con esa calidad, porque no les gustaba tener problemas, y que esa era la calidad de lo que me iban a enviar” —respondió, a la defensiva, el informante.
La defensa se concentró, entonces, en defender la inexperiencia de los primos Flores en la industria del narcotráfico. CS1 fue tajante al relatar que los Flores lucían inexpertos pero que ellos, personalmente, le habían asegurado que “no era su primera vez”. 'El Sentado' fue quien le hizo saber a CS1 y CS2 que los Flores eran sobrinos de la pareja presidencial de Venezuela y los insumos que podían ofrecer. “Él (CW1) me dijo que ellos tenían la habilidad de saltarse las inspecciones en el aeropuerto porque controlaban a la policía”, detalló.
“Ellos indicaron que tenían la habilidad para obtener una aeronave. También, que tenían la capacidad de conseguir, inicialmente, 1600 kilos de cocaína y luego 800 kilos. Ellos le preguntaron a CW1 si podían comprarle armas a él”, dijo González, bajo juramento, ante la Corte.
Cs2: Noche de fiesta en Caracas, pagada por guardaespaldas
CS2 luce como una versión más joven de su padre, CS2; tiene el mismo tipo de cuerpo, viste el mismo uniforme, habla el mismo idioma con el mismo acento y tiene la misma ocupación: narcotraficante. En la operación, su papel era acompañar a CS1. “Yo no hablaba en las reuniones, yo no negociaba nada”, detalló.
Ofreció detalles de la cuarta reunión en Caracas, que tuvo lugar en una discoteca que solía pertenecer a uno de los primos Flores, según su testimonio. Allí le habrían dado tratamiento “doble VIP”. “Cuando nos estábamos yendo al hotel fuimos escoltados por varios carros, incluyendo a Francisco (Flores de Freitas) en uno de ellos. Cuando nos dejaron en el hotel, tres mujeres salieron de uno de los carros y Francisco dijo que eso era un regalo para nosotros”, declaró CS2.
El informante recordó que hubo otra noche de fiesta en Caracas, patrocinada por los acusados. Fueron a un club de estripers llamado Trío y, a pesar de que los primos Flores no asistieron, le asignaron a sus “socios” un carro con guardaespaldas. CS2 aseguró que los guardaespaldas pagaron por los servicios sexuales que recibió su padre esa noche.
CS1 y CS2 afirman haber borrado todos los mensajes que almacenaban en sus teléfonos antes de salir de Caracas, por miedo a ser detenidos en el aeropuerto de Maiquetía.
CS-3: la estocada final
El colombiano fue enviado por la DEA a Nicaragua para apoyar a 'El Sentado' en una operación para capturar a dos narcotraficantes. Asegura haber viajado sin conocer los nombres de las personas que investigaría, ni sus conexiones con el poder venezolano. Ahí, frente a los acusados, dijo en alta y clara voz que estuvo sentado frente a uno de ellos cuando ofrecía cargar aviones con cocaína en Caracas y sacarlos por la pista presidencial. La misma que usa Nicolás Maduro cada vez que sale del país.
La defensa apuesta a que el juez decida eliminar la mayor cantidad de las evidencias que la Fiscalía ha consignado en contra de sus clientes. Está previsto que el juicio contra los sobrinos de Cilia Flores y Nicolás Maduro tenga lugar el 7 de noviembre de 2016. Podrían enfrentarse a penas de hasta 30 años de prisión.



